Vocación y tesón en un éxito MIR ‘made in’ Albacete

El médico Miguel Pozuelo Montero consigue el número 12

Cercano, trabajador, humilde, empático, deportista y sobrado de vocación. Estos son los ingredientes con los que el conquense Miguel Pozuelo Montero, de la Facultad de Medicina de Albacete, se ha hecho con el número 12 del MIR. Además, otro de sus compañeros, Rubén Mero Fernández, ha conseguido el 31. Los primeros mil números del MIR están salpicados de médicos ‘made in’ Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).

El médico conquense se decanta por Endocrinología

Miguel Pozuelo se enamoró de la Medicina en el instituto, cuando se quedó prendado de la Biología y descubrió que le apasionaba la Anatomía gracias a una optativa. Con el objetivo claro, en Bachillerato no se permitió ni un despiste, lo que, sumado a un 13,5 en las pruebas de acceso a la Universidad, lo llevó de cabeza a la Facultad de Medicina de Albacete.

Su expediente deja claro que detrás hay mucho esfuerzo, pero Pozuelo Montero ha querido advertir que el secreto está en guardar un equilibrio. Y es que en primero de Medicina se pasó de revoluciones para nada, ya que después, con más deporte y más tiempo para sus amigos, sacó mejores resultados.

Con un número 12 en el temido examen de médico interno residente (MIR), podrá especializarse en lo que quiera allá dónde quiera. Sabe que Dermatología es la niña bonita, porque garantiza calidad de vida. Sin embargo, le gusta la consulta, el trato cercano con el paciente, por lo que se decanta más por una residencia clínica que por una una quirúrgica. Además, el Servicio de Endocrinología de Albacete le abrió las puertas de un mundo más que tentador para su futuro.

A Miguel Pozuelo, quien por cierto resultó finalista del certamen de Diario Sanitario ‘Cuéntame tu TFG‘, le toca ahora elegir dónde hará la residencia que lo convierta en médico especialista. Muy tentador tiene que ser el servicio para que vaya a un Madrid en detrimento de una ciudad cómoda como Albacete. No quiere playa, como buscarán muchos de sus compañeros, le atraen el frío, un buen servicio, una ciudad cómoda cerca de Cuenca y poder practicar esa medicina que cada día le gusta más, la que, con su cercanía, ayuda al paciente.

Una ciudad amigable con un buen servicio

Tampoco le disgusta Cardiología, por lo que este médico pasará los próximos dos meses visitando hospitales y servicios, de Castilla-La Mancha, Madrid, Valencia y el Norte de España, para «encontrar una ciudad amigable con un buen servicio».

Después de estudiar de ocho de la mañana a nueve de la noche, de lunes a sábado, para sacar la 12 mejor nota entre más de 15.000 aspirantes, Miguel Pozuelo necesita actividad.

De momento, tiene la tranquilidad que le da ese 12, un número que atribuye al estudio, pero también a la suerte y al buen profesorado, porque recuerda que había una pregunta muy complicada en el examen MIR que respondió gracias a una charla del profesor Julio Escribano en segundo de Medicina.

Si algo está claro es que el hijo de una conserje de la UCLM y de un funcionario del Catastro, será un médico vocacional, de esos que tanto necesita la sanidad.