• MIR: más difícil todavía

    En cinco horas de examen y 225 preguntas, más de 14.400 médicos optarán a 6.513 plazas de interno residente. Se enfrentan al más temido de los exámenes en la situación más complicada de la última década. Y es que más de la mitad, 7.937, se quedarán sin plaza. A estas alturas -el 10 de febrero se examinan- la baza es la calma. Después de ocho meses estudiando a contrarreloj y seis años de auténtica competición, la suerte está echada.

    El médico Víctor Muñoz estaba tranquilo mientras estudiaba el grado de Medicina en Albacete, ya que los resultados de su facultad siempre han sido espectaculares en el MIR. De hecho, hace dos años fueron los mejores de España, por encima de Madrid y Barcelona. Sin embargo, ahora que se acerca la hora de la verdad le impone el nivel de sus compañeros. Además, no se ve con fuerzas de estudiar para el examen MIR de nuevo. Quiere ser anestesiólogo, pero si no le da la nota, cogerá lo que sea con tal de respirar. Y es que, antes de terminar la carrera, en octubre, ya empezó a hacer simulacros de examen con la academia. Y desde junio vive por y para este examen. Se pasa el día en la biblioteca.

    El problema del examen MIR es que la clave no está en aprobar sino en estar entre los mejores, primero, para coger plaza, y segundo, para conseguir la especialidad deseada. A estas alturas, después de estudiar entre ocho y diez horas diarias, descansando únicamente los domingos, Víctor sólo quiere examinarse cuanto antes y conseguir plaza. Estudiará, ya sin un solo día de descanso, hasta 24 horas antes del examen, cuando tendrá como reto despegarse de los libros para llegar despejado a una prueba que no siempre tiene las respuestas en los libros. Un día antes del examen de cinco horas que decidirá su futuro, debe desconectar.

    Un estudiante de Medicina ha tenido que ser de los mejores en Bachillerato y ahora, terminado el grado, tiene que superar un examen que le puede abrir la puerta a entre cuatro y cinco años de residente para completar la especialidad. Un médico es de los pocos jóvenes que estudia sabiendo que no irá al paro, pero, hasta ser especialista y poder ejercer en la sanidad pública pasará al menos una década.

    Calma, esfuerzo y vocación son los ingredientes para llegar a la meta. El 10 de febrero miles de médicos volverán a respirar.