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Los andarines de Diario Sanitario elegimos un frío día de febrero para ascender al Mugrón, punto insigne tanto para los almanseños como para los alperinos. Desde Alpera (Albacete), empezamos la ruta, de 11,2 kilómetros, a los pies de la Sierra. El objetivo es ascender hasta el punto geodésico, recorrer la cuerda y, en las antenas, coger la pista hasta la Casa de la Panda.
Llegamos a Alpera cogiendo el desvío de la A-31 dirección Valencia-Alicante, que nos deja a 10 kilómetros del pueblo. La unidad móvil de Diario Sanitario aparca en la Casa del Médico. Hemos parado por casualidad, pero últimamente todo nos lleva al mundo sanitario. De hecho, hacemos la ruta tres semanas después de lo previsto porque el COVID ha causado bajas temporales e incluso hemos tenido paradas en el quirófano.
Así, superados los imprevistos y convencidos de que frente al sedentarismo lo mejor es el senderismo, Manuel Martínez, nuestro médico y guía, nos lleva hasta el Mugrón en una fría mañana de niebla. Mientras tanto, otro de los andarines, El Bardo, se encuentra en Nerpio, cambiando el senderismo por el trapecio de una vía ferrata.
Entrando en materia, quien quiera hacer esta ruta del Mugrón y no esté en Alpera, tiene que coger el tercer camino a la derecha después de la rotonda que se encuentre al salir de la autovía. A partir de ahí, el senderista verá el Mugrón al fondo, por lo que tratará de subir por la izquierda para coger el principio de la cuerda.
Hasta alcanzar el punto geodésico hay varias subidas, pero la cuarta, que es la última, lleva al punto geodésico. Mientras se asciende, a la derecha se puede observar un cortado de impresionantes vistas al Pantano de Almansa.
Una subida hasta los 1.200
Hay que agradecer el detalle de más de un senderista que ha ido marcando el camino con piedras. Así, una vez en el punto geodésico, resulta sencillo bajar por la cuerda hasta la pista que lleva a la Casa de la Panda y, de ahí, a Alpera.
Una vez más, terminamos la jornada disfrutando de los bares y tapas de Alpera, ya que, tratándose de la restauración alperina, no hay equivocación, todas las paradas son un acierto. En esta ocasión, regresamos a las Koplo previa parada en Los Arcos.
