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Oftalmología es la niña bonita en Francia, donde se suceden las ofertas de trabajo. Bien lo sabe la oftalmóloga Teresa Prieto Román, que está a la espera de la colegiación para trabajar en París, donde cobrará más de 12.000 euros al mes trabajando de lunes a jueves, de nueve de la mañana a cinco de la tarde. Sin embargo, esta andaluza de Lepe hubiese cambiado la ciudad de la luz por su Servicio de Oftalmología de Albacete. Con sólo un año de contrato que le hubiera ofrecido el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), se habría quedado.
La Dra Teresa Prieto Román trabajará en París, de lunes a jueves, por unos 12.000 euros al mes
Lo habría dejado todo por un contrato de un año en el Servicio de Oftalmología de Albacete
Y es que la Dra Prieto Román es un ejemplo más de cómo España, en este caso Castilla-La Mancha, forma a los mejores para luego perderlos. De hecho, Francia se rifa a los oftalmólogos españoles, valorando una formación que España deja escapar en cuanto sus facultativos terminan la residencia.
Según las estadísticas de los colegios de médicos, la mayoría de los facultativos que solicitan un certificado de idoneidad para trabajar fuera de España tienen la especialidad de Medicina de Familia, a la que siguen Oftalmología, Anestesiología y Reanimación y Pediatría y sus áreas específicas.
Asimismo, los destinos predilectos de los solicitantes son Francia, Reino Unido, Irlanda, Italia y Alemania. Entre los destinos no europeos, el más solicitado es Argentina, seguido de Emiratos Árabes Unidos.
Un Servicio de Oftalmología puntero
Teresa Prieto acabó Medicina en Sevilla y se la jugó por una provincia que la alejaba a más de seis horas en coche de su casa. No le importó porque una amiga suya la había convencido de que Albacete tenía un Servicio de Oftalmología puntero, con buen ambiente y gente joven donde iba a aprender de todo.
No se equivocó con su lección. Albacete le dio a esta médica todo aquello con lo que había soñado para su periodo de residencia. Pero en mayo del año pasado se convirtió en especialista en Oftalmología y empezó su peregrinar de contrato en contrato. Finalmente, en marzo de 2023, después de que su jefa de Servicio hiciera lo imposible por conseguirle un contrato de un año, que era su condición, Teresa Prieto se marchaba de Albacete.
En París estaba su marido y ofertas de empleo de más de 12.000 euros al mes por 28 horas de trabajo a la semana. Y, sin embargo, lo tenía todo planeado para que su pareja teletrabajara y ella pudiese seguir en Albacete.
No es la excepción
Lo peor es que el caso de esta oftalmóloga no es anecdótico, el Servicio de Oftalmología de Albacete ha perdido prácticamente cuatro promociones de residentes. Prueba de que la temporalidad es una lacra es el hecho de que compañeros de esta especialista hayan tenido acceso a una oposición después de más de una década de interinos.
El caso es que la Dra Prieto está más cerca de Lepe que cuando estaba en Albacete, porque depende de un avión y no del coche. También cobrará más y trabajará menos. Eso sí, su motivación nunca ha sido el dinero. Francia no podrá darle lo que tenía en Albacete.
Soy Teresa, la protagonista de esta historia y, si se me permite, me gustaría complementarla.
Cuando accedí a la entrevista, en la narrativa que presenté, pretendía incidir en aspectos más humanos de la emigración: mi marido estaba allí y, a pesar de un feliz y provechoso año de adjunta en Albacete, esto decantó la balanza.
Cualquiera que me conozca sabe que estoy plenamente satisfecha personal y profesionalmente de mi paso por Albacete. Gran parte de “culpa” la tiene el grupo de personas extraordinarias con las que he tenido la oportunidad de convivir y trabajar.
Me marché, como bien se indica, por un proyecto personal y, recalco, temporal. Hay veces que la situación vital nos empuja a buscar otras experiencias y responder a otras inquietudes. Y éste fue mi caso. En 2 ó 3 años, sé que volveré a España.
Tras leer el texto, que por cierto no había visto antes, la idea que subyace parece ser que me marcho por el sueño de trabajar poco y ganar esa jugosa cantidad de dinero (lo cual se enfatiza y se repite varias veces). Para contar la historia completa habría que añadir otros contras: el excelente nivel de francés que exigen, la burocracia, la dificultad para realizar cirugías (ámbito que me apasiona), etc. Por lo que si gano en el plano personal, pierdo claramente en lo profesional.
Por último, un comentario o reflexión: que desafortunado para mí y oportunista para otr@s es que esta historia se publique justo antes de las elecciones. Me entristece que sirva para entregar un mensaje político.
Si os place, estudiad la Sanidad en España desde un punto de vista general, no humanizando vuestro debate con mi caso y, menos aún, señalando un servicio que sólo merecería elogios.
Publicamos encantados tu opinión. En el reportaje subrayamos que el dinero no pesó en tu decisión. Es más, nos llamó la atención, como también destacamos, que el dinero no pesó en una decisión que, como insistes, habría cambiado con una oferta estable en Albacete.
Para Diario Sanitario, es una pena que profesionales como tú se pierdan. Máxime, cuando, como subrayaste, te fuiste a más de seis horas en coche de tu casa por tener la mejor formación. Y es verdad, si no se entiende bien lo constatamos, que te deshiciste en elogios tanto a tus compañeros como a la jefa de tu servicio.
Y lo sentimos, pero es inviable que se supervisen nuestras publicaciones o enfoques, porque entraríamos en una arriesgada espiral.
Es verdad que nos dijiste que, si bien no volverás a Albacete, pasados unos años tu futuro está en España, algo de lo que nos alegramos.
Nos han escrito compañeros tuyos para elogiarte como persona y profesional.