• Los médicos de Familia advierten de una nueva ola

    La Sociedad Castellano Manchega de Médicos Generales y de Familia advierte que hay que tener en cuenta una ola en esta pandemia que no es de contagios sino de problemas de salud mental, como la ansiedad, la depresión, el insomnio e incluso el estrés postraumático.

    ola salud mental

    La Sociedad Castellano Manchega de Médicos Generales y de Familia insisten en que los grupos empobrecidos y los ancianos están pagando las consecuencias de la pandemia

     “La situación actual generada por la irrupción en nuestras vidas de la pandemia de COVID-19 va a suponer un aumento de las cifras de prevalencia de los trastornos mentales”, según ha señalado la doctora Mª Ángeles Sánchez Cabezudo en las 25 Jornadas de Atención Primaria que la Sociedad Castellano-manchega de Médicos Generales y de Familia (SEMG CLM).

    La pandemia, como fenómeno biopsicosocial, afecta a todas las clases sociales y a todos los continentes, pero no ha resultado “socialmente igualitaria”, tal y como ha puntualizado esta psiquiatra del Complejo Hospitalario de Toledo. “Los grupos empobrecidos, los ancianos institucionalizados y el precariado de nuestras sociedades están pagando la mayor parte de las consecuencias, tanto emocionales y socioeconómicas, como de morbilidad y mortalidad”, ha advertido la experta a los médicos asistentes al congreso autonómico de SEMG CLM. 

    A pesar de que no disponemos todavía de estudios longitudinales bien diseñados, todo apunta a que la pandemia de COVID-19 cursa en sus respectivas olas pandémicas con cuatro fases u oleada de morbimortalidad, según ha informado Mª Ángeles Sánchez Cabezudo durante la mesa de ‘Depresión en tiempo de pandemia’ moderada por el doctor Raúl Salmerón Ríos.

    Las enfermedades mentales se multiplican

    Una primera ola de morbimortalidad directa producida por los casos agudos de COVID-19; la segunda de mortalidad y morbilidad de casos agudos graves de otras patologías que dejarán de atenderse por falta de recursos; la tercera ola, que representa el impacto en las patologías crónicas que van a dejar de tener sus cuidados habituales (incluyendo aquí a los enfermos mentales crónicos); y por último, la cuarta ola que representa a la de las enfermedades mentales, duelos no resueltos y asociada a los factores de crisis económica.

    Se prevé sobre todo un aumento de la ansiedad y la depresión en la población general, como respuesta a muchos factores de riesgo de este tipo de problemas a medidas que se han puesto en marcha: “desde el confinamiento a las medidas de distanciamiento social, la soledad impuesta a muchas personas, los enormes efectos a nivel económico que van a tener un impacto añadido y los propios efectos directos de la enfermedad”, en palabras de Mª Ángeles Sánchez Cabezudo.

    Desde ansiedad hasta estrés postraumático

    El confinamiento domiciliario y el distanciamiento físico y social interrumpen los procesos relacionales, fundamentos de la salud mental en cuanto a disponibilidad de apoyo social, interacción cotidiana y habilidades de afrontamiento. Por eso están asociados a niveles más altos de malestar psíquico, e incluso de trastornos ansiedad (con una estimación de aumento por 3), insomnio, depresión (que duplica prevalencia) y estrés postraumático (aumenta su incidencia hasta 5 veces). Otros factores a tener en cuenta son los procesos de duelo acumulados, por la crisis económica sobrevenida y por el miedo al futuro, según la experta.

    Colectivos más afectados

    La psiquiatra del Complejo Hospitalario de Toledo cree que cabe esperar una mayor incidencia en los ancianos (con aumento de problemas de sueño, sedentarismo, ansiedad y depresión); jóvenes, por lo que suponen las medidas de limitación de su vida social y el pesimismo acerca de su futuro laboral y económico; y mujeres, “ya de por si con incidencias mucho mayores de ansiedad y depresión y ahora muchas con el estresor de haber quedado confinadas en casa con los hijos, etc.”

    Personal sanitario

    Y, por supuesto, “nosotros, los profesionales sanitarios, especialmente el primer nivel asistencial, donde se debe reivindicar una Atención Primaria de Salud adecuadamente financiada, formada y reconocida, no solo para evitar el colapso de los hospitales, sino para tener éxito en los procesos de detección y seguimiento de casos y en los cuidados integrales de las personas, incluida la salud mental”.

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