• Paliativos quiere romper “la conspiración del silencio”

    La Unidad de Cuidados Paliativos de Villarrobledo busca nuevos métodos para ayudar a las familias a afrontar el duelo. La última iniciativa puesta en marcha ha sido incorporar un fondo bibliográfico. Los libros están a disposición de familiares y pacientes cuya enfermedad no responde al tratamiento. Con ello se pretende ayudar a aquellos que lo necesiten a entender, aceptar y, en definitiva, a afrontar de la mejor manera posible la muerte o la pérdida de un ser querido.

    librosLos profesionales de la Unidad de Cuidados Paliativos son los encargados de prestar y recoger los ejemplares, además de recomendar a las personas interesadas el tipo de lectura más adecuado para cada caso. Con esta iniciativa, la Gerencia de Atención Integrada de Villarrobledo pretende potenciar una atención más digna, eficiente y eficaz.

    Estos libros suponen un “pequeño empujón” para lograr algo que la enfermera Remedios Plaza considera muy positivo: romper esa “conspiración del silencio” para compartir emociones en procesos en los que se espera que haya una muerte inminente o de duelo por el fallecimiento de un ser querido.

    Es agotador actuar y comportarse como si nada estuviera ocurriendo

    “Para la familia y para el paciente es agotador actuar y comportarse como si nada estuviera ocurriendo cuando es muy probable que estén viviendo el momento de mayor coste emocional al que se han enfrentado”, resume Remedios Plaza. Hablar o, en este caso, leer sobre el dolor que provoca enfrentarse a situaciones de duelo puede ayudar psicológicamente a otras personas que se encuentran en la misma situación.

    Los cuentos escogidos por la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de Villarrobledo son de gran utilidad en la búsqueda de ese objetivo, como por ejemplo: ‘Así es la vida’, de Ana Luisa Ramírez; ‘Un pellizco en la barriga’, de Alma Serra; o ‘Inés Azul’ y ‘Lejos’, ambos de Pablo Albo.

    Y es que prestar atención y cuidados a los pacientes cuya enfermedad es incurable, proporcionarles calidad de vida, ofrecerles apoyo psicológico y espiritual, además de tratar de ayudarles a morir, son algunas de las tareas que realizan a diario los profesionales que integran esta Unidad de Cuidados Paliativos.

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    Lo hacen tanto con los pacientes en fase terminal que están ingresados en el Hospital General de Villarrobledo como con aquellos que se encuentran en sus domicilios.

    Enfrentarse a una enfermedad terminal puede provocar miedo, ansiedad o depresión

    “Enfrentarse a una enfermedad terminal puede provocar miedo, ansiedad o depresión. Nuestra labor es ayudarles a que acepten la realidad, animarles a disfrutar de sus seres queridos y, en definitiva, a vivir de forma activa hasta el último día”, explican la doctora Arancha Romero y la enfermera Remedios Plaza.

    En el último año, del 1 de octubre del 2017 al 30 de septiembre del 2018, esta Unidad de Cuidados Paliativos ha prestado atención domiciliaria a 305 pacientes en un área que comprende 150 kilómetros cuadrados y que abarca pueblos como El Bonillo, Ossa de Montiel, Munera, Las Pedroñeras, San Clemente y Sisante, entre otros.

    En línea con los principios establecidos en la Estrategia Regional de Cuidados Paliativos, en la que se apunta la necesidad de orientar la atención la domicilio del paciente como lugar más idóneo para seguir su evolución, control, apoyo y tratamiento, esta unidad ha logrado que el 96 por ciento de los enfermos terminales atendidos hayan fallecido en sus hogares.

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