• Bono, el perro que predice las crisis diabéticas

    Ladridos que salvan vidas

    Bono es un perro de asistencia, capaz de adelantarse a las crisis diabéticas de su dueña. Como él, también los hay capaces de predecir un ataque epiléptico. Después de meses de entrenamiento, un perro, además de la mejor compañía, puede salvar vidas con sus ladridos.

    perro de asistencia
    María José, con Bono, en el parque de Abelardo Sánchez de Albacete. El perro debe su nombre al cantante de U2.

    María José vive con la tranquilidad de que su perro se adelanta a cualquier cambio en sus niveles de azúcar con un simple ladrido

    Para María José Salmerón, diabética tipo 1, era impensable que un perro la avisara de los momentos en los que necesita insulina o que se adelantara a un bajón de azúcar. Amante de los animales, veía en un can la mejor de las compañías, pero nada más. Hasta que un día, un amigo de Cartagena, también diabético, le presentó a su perro. El animal no sólo ladraba cuando su dueño tenía que medirse los niveles de azúcar en sangre, también se adelantó a las necesidades de María José.

    Después de aquel encuentro, María José empezó a gestar la idea. Diabética tipo 1, depende de la insulina desde hace 27 años. Ha pasado media vida pendiente de sus niveles de azúcar las 24 horas del día. Y aunque los medios de ahora nada tienen que ver con los que había cuando tenía 20 años y debutó con la enfermedad, todo es poco.

    Así, María José lleva hoy un dispositivo, conectado a una bomba de insulina, que le mide constantemente los niveles de azúcar, supliendo la falta de respuesta de su páncreas. No tiene que pincharse a diario para analizar esa gota de sangre que dé la pista sobre cuándo y cuánta insulina debe inyectarse, pero duerme con la tranquilidad de que, si se descompensara, Bono, su perro de asistencia, la despertaría con sus ladridos. De hecho, por mucha tecnología que lleve, él siempre se adelanta a los sensores.

    El olfato y el entrenamiento de la Fundación Canem, han logrado que los ladridos de Bono salven vidas. Pero un perro de asistencia no está al alcance de cualquiera. Esta organización tiene ayudas, aunque insuficientes para la alta demanda. Además, no vale cualquier raza.

    Seis meses de entrenamiento para ser un perro de asistencia

    Bono es un Jack Russell terrier, pequeño, cariñoso, manejable, duro y con un gran olfato, tan bueno que en Inglaterra recurrían a esta raza para la caza del zorro. María José pagó por él 600 euros, pero lo más caro es el entrenamiento, ya que, durante seis meses, lo educan tanto para convivir en una casa como para ladrar cada vez que el diabético que tenga cerca necesite ayuda. En total, María José invirtió hace un año 5.400 euros, una cifra que no está al alcance de cualquiera, aunque ya conoce a familias dispuestas a hacer el sacrificio.

    Un año después del aterrizaje de Bono en la casa de María José, es uno más de la familia, además de un seguro de vida y la mejor de las compañías.

    Quien quiera conocer a Bono sólo tiene que ponerse en contacto con ADA, la Asociación de Diabéticos de Albacete, en el correo diabeticosalbacete@gmail.com. Y es que María José Salmerón es la presidenta. Desde ADA trabaja para apoyar a todas las personas que se enfrentan a la diabetes, ya sea tipo 1 o tipo 2.

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