• ¿Quién apoya al personal sanitario con COVID persistente?

    Personal sanitario que sufre cuadros de COVID persistente se ha asociado para denunciar la falta de apoyo de la Administración pública. Pese a contraer la enfermedad ejerciendo su labor, sin mascarillas ni EPIS en los primeros momentos, se cataloga su dolencia como enfermedad común y no como enfermedad profesional. Así lo dispuso el Gobierno hace unos meses, pero en la práctica, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) no aplica esa medida.

    personal sanitario COVID persistente
    Imagen de archivo de uno de los actos convocados el Día de la Enfermería.

    Se estima que 11.000 sanitarios españoles se enfrentan a las secuelas físicas del coronavirus

    Las estimaciones iniciales sugieren que 11.000 sanitarios se hallan en esta situación, 2.000 de ellos con una gran incapacidad. Así se ha puesto de manifiesto en la presentación de este colectivo en el Consejo General de Enfermería.

    Mucho tiempo después de la infección, sufren cansancio extremo, dolores de cabeza, crisis epilépticas, dificultad respiratoria y un amplísimo abanico de síntomas y secuelas del paso del coronavirus por su organismo.

    “Somos ancianas atrapadas en el cuerpo de una enfermera de 40 años. Nos ha afectado en el plano laboral y personal y hay muchos sanitarios en esta situación, pues algunos estudios indican que el COVID persistente, a largo plazo, afecta a uno de cada diez infectados. Muchos no podemos trabajar, al menos no en el mismo puesto que teníamos antes porque se puede estar poniendo en riesgo la vida de un tercero”, asegura Eugenia Díez, enfermera.

    Es el caso de Natalia Ortiz, también enfermera, cuyos  síntomas neurológicos le están afectando seriamente a su día a día. “Me contagié en abril del año pasado, en la primera ola cuando no teníamos material suficiente, ni EPI, ni mascarillas. Pasé cuarenta días en aislamiento porque no negativizaba la PCR y durante ese tiempo tuve cefaleas intensas, diarreas, conjuntivitis, dolor torácico, fiebre… Pensé que todo aquello mejoraría tras salir del aislamiento, pero no fue así”, ha relatado en el Consejo General de Enfermería.

    “En marzo he debutado con crisis epilépticas”

    “Notaba que había perdido muchísima memoria, no me concentraba, tenía olvidos continuos, dejaba el fuego puesto en la cocina… Sufría dolores articulares que me obligaban a parar, taquicardias, me ahogo al hablar, escribo las palabras desordenadas y lo peor es que en marzo he debutado con crisis epilépticas. No soy capaz de leer un libro, me desoriento en la calle y me pierdo. Me han hecho pruebas y salen bien, voy de médico en médico. Sigo de baja, pero otros compañeros están dados de alta de forma automática y si situación es tan mala -o incluso peor- que la mía”.

    ¿Enfermedad común?

    Si bien se ha producido una equiparación en el plano económico con la enfermedad profesional, a enfermeras, médicos o personal de centros sociosanitarios con COVID persistente se les trata como víctimas de una enfermedad común, cuando sin duda debe ser catalogada de enfermedad profesional y realizar su seguimiento y control a lo largo de toda la vida por parte de los servicios de prevención y riesgos laborales.

    Por tanto, no hay garantías de que una complicación respiratoria que se produzca, por ejemplo, dentro de una década se pueda considerar consecuencia del COVID. Además, se están dando casos de despidos en los centros sanitarios o se deniega al afectado un cambio a un puesto más acorde a su situación actual. Es clave que haya una adaptación de puestos de trabajo para los profesionales afectados.

    Comentar

    Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

    *