• Senderismo al Pico Molinero en tiempos de COVID

    El profesor de la Facultad de Enfermería, Rigoberto López, propone el Pico Molinero para combatir el sedentarismo. Eso sí, esta ruta, que organizó con el Grupo Sosquil, se llevó a cabo con las nuevas medidas COVID.

    El Autor

    Rigoberto López Honrubia

    Profesor de Psicología de la Salud en la Facultad de Enfermería

    Después de casi 7 meses de sequía andarina, los Sosquiles nos ponemos en ruta. ¡Hay ganas de baño de monte! A la convocatoria hemos respondido 30 andarines, algunos de los cuales se están envalentonando para hacerse socios. ¡Y ya se han quedado pillados! Hemos preparado la ruta de acuerdo con las recomendaciones anticovid, y para ello quedamos a la entrada de Cañada Juncosa donde nos organizamos en tres grupos.

    Pico Molinero
    Coronamos nuestro destino con mascarilla incluida.

    San Pedro

    Andaremos por Oriñuela, finca pública en el término de San Pedro, sierra brava y desconocida. Sabemos que hoy también hay en esta finca un grupo de cazadores al rececho, pero no ha sido impedimento para que podamos gozar de nuestra actividad senderista. Y así debe de ser, que una buena gestión de espacios públicos haga compatibles la realización de actividades divergentes sin ningún riesgo ni polémica.

    Llegamos hasta el Roblecillo, paraje y refugio en el corazón de la finca, en donde fluye incansable una fuente que también aporta agua a los helicópteros apagafuegos. Estamos en la base del Cabeza de Mahoma (1.286), mayor altura del término, muy cerca de una morra, y vigilados desde el Campanario, macizo de piedra que hace las veces de observatorio de la zona. Por abajo discurre el arroyo de Cañas Viejas.

    Tenemos ganas de andar, tal vez oír berrear a algún ciervo macho, y subir al Pico Molinero. Iniciamos la marcha en dirección a Fuente de Lipe, cada guía tira de su grupo dejando entre ellos una distancia considerable, la fila se estira guardando distancia social, y las mascarillas se van quitando para respirar el aire puro de una mañana fresquita pero animosa. Volverán las máscaras en las paradas.

    En la lejanía se oyen los primeros bramidos y sólo ocasionalmente se volverán a oír, tendríamos que haber madrugado mucho más para que fueran más continuos e intensos. Desde Lipe seguimos al paraje de Morcillares, abunda el pino y el sotobosque mediterráneo. Olemos a tomillo y romero.

    Pico Molinero

    Morcillares y Grederos

    Zigzagueando vamos subiendo y bajando alturas considerables, varias de las que nos rodean por encima de los mil metros. Unas cuantas cabras se alejan montaña arriba. Una pareja de buitres parece ir siguiéndonos, ¿estos bichos que querrán? Atravesamos las ramblas de Morcillares y Grederos, siguiendo el camino que nos lleva a la base del Molinero, donde hay restos de un corral de ganado. Es buena hora para el tentempié.

    El saquito de almendras ecológicas de las Casas de Cañete va cayendo, ¿estarán en el futuro regadas con purines? La gracieta no gusta a la activista de No a la macro granja del Pozuelo. Van apareciendo variedad de frutos secos, dátiles, y bocadillejos. Con renovadas calorías en el cuerpo iniciamos el ascenso del Pico. Y sin muchos problemas coronamos, y desde el punto geodésico, 1.183 metros, nos extasiamos contemplando tanta hermosura.

    Pico Molinero

    La Morra de los Cagarruteros

    Los presentes comentan su desconocimiento de esta zona y lo sorprendente de esta sierra tan cerca de Albacete. Estamos en las primeras estribaciones de la Sierra de Alcaraz. Aunque no lo vemos, sabemos que estamos cerca de la Rinconada, Peñablanquilla, el Berro, Saúco, Cucharal. Si distinguimos Casas de Lázaro, la Quéjola, San Pedro, Balazote, Barrax, Aguas Nuevas …y hasta Albacete. Varias hileras de molinetas giran y giran incansables, destacando las de la Peña del Cabrón (1317 m). Numerosas montañas y picos, muchos de más de mil y metros, jalonan el contorno, nos seduce la Morra de los Cagarruteros para otra ruta.

    Regresamos por donde hemos subido, continuando después hacia los Yegüeros y por la Hoya las Barras volvemos al Roblecillo. Han sido 15 kilómetros en cuatro horas y con un desnivel de 450 metros. La mayoría visitamos la fuente, que se cobra como tributo las gafas de sol de Llanos, que habrá que rescatar con los bastones. Ya los grupos se organizan para el almuerzo recio.

    Confinados en grupos

    El soportal del refugio y los sol y sombra debajo de las carrascas son los lugares elegidos. Algunos presentes van siendo compartidos, hasta bodas con muchos invitados se celebran, higos nueces o almendras, no escasea el vino, y el te humea en la pradera junto con chocolates y otros dulces. Alguien, inconsciente de nuestras capacidades, ofrece traer un cocido en la próxima. Aunque las normas de prevención nos confinan en nuestros grupos se percibe el buen rollito de la peña en los brindis y risas de los andaores de la paradera.

    Alguna agricultora ecológica nos presenta su producto estrella, lentejas pardinas, y nos anima a organizar una próxima ruta reivindicativo-deportiva por su territorio. ¡Larga vida a la Torca! Tras la sobremesa cada grupo sigue sus propias coordenadas, continuar el baño de sol, andar un poco más, o irse a San Pedro a festejar en la plaza. Los andarines, regresan a una zona donde se oyó en la mañana algún bramido. Y como la suerte se busca, fue obsequiado, ¡oh hilaridad!, con un berrido de un excelente macho, que pudo ser grabado. Hasta Linda, nuestra perrita guía, se quedó perpleja tras su mascarilla.

    ¡Extraordinario reinicio! ¡Buena gente!

    Pico Molinero

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