Elegir el calzado más adecuado para los niños en la vuelta a las aulas es muy importante. Por eso el Colegio de la Podología de Castilla-La Mancha da las pautas para una correcta elección. Bajo la premisa de que el calzado de uso escolar es el más importante porque es el que habitualmente lleva el niño una media de entre 9 y 12 horas al día.
Antes de comprar el calzado, los padres deberían tener en cuenta los consejos de un podólogo, ya que, tal y como advierte la institución colegial, “no son raras las deformidades de dedos, uñas o de la marcha provocadas por la utilización de un calzado infantil incorrecto”.
“De igual modo que llevamos a nuestros hijos al oftalmólogo o al odontólogo de forma periódica para realizar un seguimiento anual, debemos concienciarnos que igualmente deberíamos llevar a nuestros hijos al podólogo”. “Esto es importante para que les realicen una revisión anual y detecte o prevenga cualquier posible anomalía”, advirtió la presidenta del Colegio de la Podología de Castilla-La Mancha, Elena Carrascosa.
En este contexto, Carrascosa informó que hay una alta incidencia de niños que acuden al centro escolar con un calzado inadecuado. Y una alta tasa de niños con pie plano infantil que no había sido ni detectado ni tratado. Asimismo, insistió la podóloga albaceteña que en las consultas de podología “podremos detectar cualquier problema de virus, como papilomas (verrugas plantares) u hongos muy frecuentes tras varios meses de verano y de frecuentación por parte de los menores a las piscinas”.
Edad recomendable
Si no hay alteración manifiesta, la edad recomendable para visitar al podólogo por primera vez es entre los cuatro y los cinco años de edad. Es una franja de edad en la que ya se puede evidenciar cómo se ha constituido el pie.
Es importante recordar a los padres que los niños no deben acudir al colegio con zapatillas deportivas diseñadas para jugar al fútbol. Estas poseen una horma estrecha, suela fina, multitacos y material artificial que puede afectar al pie del niño con un uso continuado.
Igualmente, el calzado con ruedines debe considerarse como un juguete. Y no como un calzado con el que acudir al colegio.
Siempre se debe optar por calzado que lleve sujeciones como cordones o velcro que impiden el deslizamiento del pie dentro del calzado. Lo idóneo es elegir un calzado elaborado con materiales naturales y flexibles que permitan la transpiración.
Asegura la presidenta del Colegio de la Podología de Castilla-La Mancha que tampoco es aconsejable utilizar el calzado del curso anterior. Ni el heredado de los hermanos mayores. Los pies de los niños crecen entre 7 y 8 milímetros cada 3 meses. Y hay que comprobar que el calzado no le esté pequeño. Unos dedos de los pies comprimidos aunque no duelan, pueden generar lesiones y modificaciones en la marcha. La pisada de cada persona es diferente y compartir calzado con cierto desgaste puede distorsionar la misma. Tampoco se debe comprar un calzado más grande de lo necesario para que le aguante todo el año, el niño andará incómodo. Y esto puede generar rozaduras y su marcha será inestable por más que el zapato se apriete en el empeine para asegurarlo.
A pesar de haber elegido un calzado correcto, los zapatos y zapatillas deben utilizarse solo unas horas del día. Es recomendable que en casa los pies estén libres, y será suficiente utilizar un calcetín antideslizante o zapatilla de casa; excepto si el niño lleva plantillas que será aconsejable su uso diario y continuado, incluso cuando está en casa.