• ¿Por qué una Academia de Medicina?

    El Autor

    Pedro Tárraga López

    Presidente de la Sociedad de Medicina y Cirugía

    Las academias científicas, literarias y artísticas, en su sentido original, desde la Grecia clásica, de instituciones orientadas a la generación de conocimiento, el debate cualificado y el intercambio de ideas innovadoras,  han sido foros esenciales para el avance del conocimiento y el desarrollo cultural.  Su labor, complementaria de la de las universidades, llegó incluso a ser sustitutiva en no pocas épocas de crisis de la institución universitaria. En el ámbito científico, la actividad de las academias fue instrumental para la revolución científica del siglo XVII,  y el desarrollo pleno de la Modernidad.

    En el caso concreto de la Medicina, la tradición de las academias contribuyó de manera fundamental a la actividad científico-médica a partir de los siglos XVII y XVIII.  En España, dejando aparte antecedentes relevantes sobre todo en Andalucía en el siglo XVII,  aparece en Madrid la Tertulia Médica Literaria Matritense a partir de la inquietud por el debate científico de un grupo de médicos, cirujanos y farmacéuticos establecidos en la Villa y Corte.  Contando con el aval e impulso de la Corona, como era común en la Europa de la época, esta “tertulia oficializada” se transforma en 1734 en la Real Academia Médica Matritense, la cual se reorganiza en 1861 en Real Academia Nacional de Medicina, tras no pocas vicisitudes relacionadas con las turbulencias del siglo XIX en nuestro país.  En estos siglos XVIII y XIX surgen también algunas academias de medicina de ámbito más regional, en general vinculadas al entorno de distintas facultades de medicina.

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    Imagen, de 1914, de la inauguración del edificio de la Real Academia Nacional de Medicina. Fotografía: Banco de Imágenes de la Real Academia

    A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la Real Academia Nacional de Medicina juega un papel clave como dinamizadora de la medicina en la doble vertiente de investigación científica y de actividad asistencial, especialmente hasta el estallido de la guerra civil en 1936.  La actividad de la Academia, contando con académicos de gran prestigio como el premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, contribuyó al debate, amplificación y difusión del saber médico y la ciencia biomédica, con la consiguiente contribución al impacto de este conocimiento en la mejora de la práctica de la medicina.

    Tareas como la información y el asesoramiento  para la toma de decisiones en materia de salud por las autoridades gubernativas responsables cobraron gran importancia. Durante la postguerra la actividad de la Real Academia Nacional de Medicina entró en un periodo de declive, en parte debido a la pérdida de autonomía operativa e independencia de actuación, que comienza a recuperarse a partir de los años 50 del siglo pasado.

    Con el proceso de la Transición, la descentralización, no sólo administrativa, derivada de la organización del Estado en Comunidades Autónomas tuvo impacto en el modelo de academias, a través de la distribución y consiguiente acercamiento y particularización de las actividades propias de estas instituciones a los territorios de las comunidades autónomas, manteniéndose las reales academias de ámbito nacional bajo la coordinación del Instituto de España.

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    Biblioteca de la Real Academia. Fotografía: Banco de Imágenes

    En lo que toca a la medicina, la práctica totalidad de las Comunidades Autónomas tienen en la actualidad la importante cobertura de academias de medicina de dimensión autonómica o inter-autonómica.  De hecho, esto deja a Castilla-La Mancha descolgada y desprovista de herramientas relevantes que siguen ofreciendo las Academias de Medicina en el siglo XXI para la mejora, desarrollo y avance de la actividad médica y de salud.

    La existencia de una Academia de Medicina autonómica, “de cercanía”, es un signo de madurez en la evolución de la actividad médica regional. Garantiza la consecución de cotas altas en la  construcción de una actividad médica basada en evidencias científicas, pone en valor las contribuciones originadas en su entorno científico-médico inmediato, y contribuye a la proyección y mejora social y económica de la región.  Castilla-La Mancha no dispone de Academia de Medicina, lo cual se contrapone a la elevada calidad de la medicina y su base científica en nuestra comunidad.

    En este sentido, el dinamismo que emana de Albacete y las circunstancias que se dan en nuestra ciudad deben de servir para suplir esta carencia, a través de un proyecto de dimensión regional. La existencia en Albacete de una Facultad de Medicina consolidada, con más de 15 años de actividad y con contrastable prestigio docente e internacionalización e su actividad investigadora es un elemento clave, ya que una Academia de Medicina sin Facultad de Medicina acompañante carece de base firme.

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    Hospital Provincial de Albacete. Fotografía: Banco de Imágenes de la Real Academia

    Este hecho se acompaña, además, de manera fundamental de la sólida e ininterrumpida actividad mantenida por la Sociedad de Medicina y Cirugía de Albacete.  Con enorme esfuerzo y dedicación ilusionada, esta Sociedad, creada hace más de 45 años, por la inquietud de sanitarios albacetenses a imagen de las tradicionales “tertulias” del siglo XVII, ha nucleado y dinamizado un entorno casi académico en la medicina albacetense y castellano-manchega.

    Desde la Sociedad de Medicina y Cirugía de Albacete, queremos contribuir a cubrir la carencia de esa necesaria Academia de Medicina de Castilla-La Mancha, promoviendo la creación de la misma como un importante proyecto de dimensión regional. Se dan desde Albacete y para toda Castilla-La Mancha las circunstancias óptimas para ello. La actividad de décadas de la Sociedad de  Medicina de Cirugía de Albacete y la consolidación de la Facultad de Medicina de Albacete son los elementos clave.

    A partir del año 2008, dos administraciones autonómicas sucesivas de distinto color político han manifestado su interés en este importante proyecto. Lamentablemente, en estos siete años, distintos puntos de vista organizativos y jurídicos han llevado a una demora del proyecto por parte de la administración autonómica. Queremos continuar impulsando la creación de la Academia de Medicina de Castilla-La Mancha, como gran proyecto para contribuir a la mejora de la medicina y la salud en la región. Las barreras administrativas, que en ningún caso pueden considerarse presupuestarias, ya que el coste de la Academia será testimonial para la administración regional, de la que dependerá, deben de superarse en beneficio de un proyecto relevante para el desarrollo de Castilla-La Mancha.