• Hipnotizados por el Puente de Vadocañas

    El Autor

    Manuel Martínez Vergara

    Dentista y senderista

    Los Cárceles, pedanía de Villamalea (Albacete), nos dejó sin habla en una ruta que nos llevó a los andarines de Diario Sanitario hasta el Puente de Vadocañas. Tanto nos gustó la zona que, una semana después, retomamos camino precisamente desde ahí, desde “un viaducto de origen romano que une las regiones de Cuenca y Valencia pasando sobre las aguas del Cabriel”.

    Regresamos al Puente de Vadocañas, un viaducto de origen romano que une las regiones de Cuenca y Valencia.

    De nuevo, llegamos en coche hasta la rotonda de los champiñones de Villamalea (Albacete) y avanzamos hasta la zona de Cuenca. Nos sorprende por el camino el Santuario de la Consolación, que dejamos para el viaje de vuelta.

    Hemos decidido peinar la zona del Cabriel, que es impresionante, y no paramos de saltar entre Albacete, Cuenca y Valencia en una ruta, circular y sencilla, de 14 kilómetros. En esta ocasión, sólo vamos tres andarines, tenemos a uno de elecciones sindicales, a otro agotado y a una tercera ‘de campaña’, prueba de que el grupo, cuánto menos, es variopinto.

    Dejamos el coche antes de un pequeño arroyo, porque nos da miedo que la unidad móvil no pueda atravesarlo. Y es que, como dice la multimedia, el cochecito nuevo es muy mono, pero adolece de altura. Nos asomamos de nuevo al Puente de Vadocañas y comenzamos una ruta de poco desnivel y bonitas vistas que convierte la tarde en un paseo.

    Nos llama de nuevo la atención la sequía. Repetimos una vez más que no llueve desde diciembre y vemos la diferencia entre las zonas de riego y secano. De hecho, observamos almendros que no pueden con el peso de los frutos y otros que apenas despuntan.

    La primavera vence a la sequía

    Aconsejamos a nuestros lectores que consulten la ubicación y la ruta de Wikiloc para que vean por dónde transcurre esta idea que nos lleva por parajes como el Cerro Gordo o la Fuente del Roble, haciéndonos pasar de nuevo por la Venta de Vadocañas. Nos sorprende al inicio una piedra esculpida de enormes dimensiones, un hito, que Terto, sexólogo de cabecera, identificará más tarde como símbolo fálico, pero que el resto no acertamos a describir.

    Después de 14 kilómetros de caminata con un desnivel positivo de 240 metros, regresamos al arroyo y al coche, no sin la ‘sorpresa’ de un mastín que salta a saludarnos al camino. Superada la impresión, el coche nos lleva hacia el Sitio y Santuario de la Consolación, que el Ayuntamiento de Iniesta fecha a principios del siglo XVIII, un lugar idílico, cuyo claustro nos permite dar un salto en el tiempo. Disfrutamos del silencio y, de nuevo, emprendemos el regreso.

    Finalmente, en una ruta de retornos, volvemos al Tejar de Alfaro, a Villamalea, para cenar en otro de nuestros descubrimientos. Y es que, no nos cansaremos de repetir: “Si Pozo Cañada nos sorprendió con la tortilla erótica de Llanos; Navas de Jorquera por los boquerones fritos del Santiago; Alatoz por las croquetas de Pimar; Tobarra por su bar de Juan y Agramón por la Luna, Villamalea ya es visita obligada por el cachopo, la carrillada y la oreja del Tejar de Alfaro“.

    📍 Aquí puede consultar la ruta en Wikiloc

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