• La vieja resina como fármaco del futuro

    El Autor

    Dr. Alejandro Santiago González

    Conservador del Jardín Botánico de Castilla-La Mancha

    www.jardinbotanico-clm.com 

    Hace unos días recibí un mensaje de un joven investigador. Como me cae bien y es un excelente chaval, me acerqué al laboratorio para concretar el tema. Entre afanosas idas y venidas, rodeado de las últimas tecnologías en cuanto a análisis genéticos y moleculares, con lucecitas y pitiditos por todas partes, se plantó delante de mí y con la mirada brillante propia de la curiosidad que exige su gremio, me empezó a hablar de las posibilidades de nuevos descubrimientos para la aplicación medicinal de una de las sustancias más usadas desde la antigüedad, la resina.

    Las posibilidades de nuevos descubrimientos para la aplicación medicinal de una de las sustancias más usadas desde la antigüedad, la resina.

    La clave estaría en la resina del pino

    El término resina, en botánica, hace referencia a cualquiera de las sustancias de secreción de las plantas, sean del metabolismo normal o debidas a traumatismos. Bajo este nombre se encuentran distintas sustancias utilísimas, como compuestos de resinas con ésteres y alcoholes del que sería un ejemplo el famoso bálsamo de Perú presente en muchas de las aplicaciones tópicas, o lactorresinas que son materiales generalmente derivados de la polimerización del isopreno como el látex o el otrora ubicuo caucho.

    En este caso, el interés se centraba en el ejemplo más típico de una verdadera resina, la oleorresina, concretamente la de pino. Siendo su principal fuente en la Península Ibérica el Pinus pinaster, o como aparecía citado durante muchos años en el vademécum farmacéutico nacional, el pino marítimo. 

    Colofonía

    Por destilación de la resina natural del P. pinaster se obtiene la trementina, quedando como residuo insoluble la colofonía. Del uso medicinal de ambas se tiene noticia desde muy antiguo. Tanto es así, que la propia colofonía toma su nombre de una antiquísima localidad de producción de esta, la ciudad griega de Colofón, ubicada en la costa occidental de la actual Turquía, destruida doscientos años antes de Cristo.

    Para la tos y las vías urinarias

    Tanto para griegos, romanos, como para otros pueblos de la antigüedad, el uso medicinal de la trementina y la colofonía era de lo más variado. Desde jarabes para la tos, a remedios antiinflamatorios de las vías urinarias. Siendo su uso más habitual el de rubefaciente, pues el ungüento regio, que así se llamaba, causa irritación y enrojecimiento de la piel debido al aumento del flujo sanguíneo, aliviando así el dolor en diversas afecciones osteomusculares.

    Muy útil hasta la aparición de los antibióticos

    No obstante, en época más moderna, encontramos un uso que fue de gran utilidad hasta el descubrimiento de los antibióticos, pues en inyecciones subcutáneas provoca una fijación de los abscesos infecciosos mostrando una eficaz actividad bacteriostática. Es precisamente este aspecto de nuestro antiguo remedio lo que a ojos de la ciencia actual podría resultar providencial en tiempos de aparición de multirresistencias debido a un uso, no siempre sensato, de los antibióticos.  

    Mirar al pasado para resolver el futuro

    Puesto que la dificultad para encontrar nuevas sustancias antibióticas será una de las tareas más complejas a las que se enfrentarán las nuevas generaciones de investigadores. Quizá, como en el caso de mi amigo, una de las estrategias más sensatas pudiera ser volver la vista hacia las soluciones encontradas en un mundo pre antibióticos para que, junto con las nuevas tecnologías, podamos enfrentarnos a los problemas de multirresistencias presentes y futuros.

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