• Ruta con reventón hasta el nacimiento del Mundo

    El Autor

    José Ángel Martínez Cózar

    Senderista y miembro del grupo Sosquil

    Esta ruta, que acaba en el Reventón de Los Chorros, en Riópar, arranca en la Fuente de las Raigadas. Senda brava en su inicio, la pendiente es recia. Ascendemos junto al Barranco de la Huesa… Al poco, un majestuoso laricio nos invita a realizar la primera parada de la jornada. ¿Cómo no dedicarle un momento de contemplación a esta catedral viviente?

    📷 Fotografías y vídeo: Mayte Celaya y Antonio García Pérez.

    Esta ruta, que acaba en el Reventón de Los Chorros, arranca en la Fuente de las Raigadas. Senda brava en su inicio.

    Entre laricios

    Donde el laricio, se bifurcan dos sendas, nosotros por la de la derecha, por la senda Peña del Águila-La Lastra. Sendero poco hollado, a tramos convertido en arroyo ocasional. Avanzamos alternando el caminar con el chapotear, pero avanzamos.

    La espesura del bosque se nos abre hasta que alcanzamos un pequeño prado entre el Poyo del Espliegar y la Peña de la Lastra. Aquí empezamos con el estribillo: “¡Chino setas! ¡Chino otra! ¿Esta es buena Chino?…”

    La traza del sendero comienza a hacerse más patente, también más llevadero porque el repecho se suaviza. Mientras, el grupo deambula vivaz y pizpireto. A pesar de la lluvia, no decaen los ánimos, ni una sola queja, ningún comentario sobre el “mal tiempo”, todo lo contrario.

    ¡Y me lo quería perder! proclama una caminante. Es de agradecer la actitud de la cuadrilla, así da gusto.
    Una encina de gran porte nos parece que puede servirnos de refugio ante el chaparrón, queremos almorzar. Nos guarecemos bajo la carrasca y decidimos buscar otro emplazamiento que nos preste mejor cobijo. “Quien se cobija bajo hoja…”.

    Esta ruta, que acaba en el Reventón de Los Chorros, arranca en la Fuente de las Raigadas. Senda brava en su inicio.

    -¡Chino setas! ¡Chino otra! ¿Esta es buena, Chino?…

    Nos adentramos en el Vallejo de los Arenales. Una pequeña Sima de fácil acceso puede servirnos de refugio para el almuerzo, pero ya está ocupada y dejamos que su ocupante descanse en paz. Almorzaremos a la intemperie, ¡si hace un día estupendo!

    Estamos en las puertas del Melojar, en la fuente de Los Tornajos de Cotillas. Otro majestuoso laricio nos da la bienvenida a este extraordinario bosque al que en breve nos vamos a adentrar. Pero no podemos pasar junto a esta centenaria joya botánica y no acercarnos a abrazarla, como otras tantas veces.

    Melojar de Cotillas

    El Melojar de Cotillas es un bosque impresionante, místico, misterioso, mágico… bosque espiritual que invita a la contemplación.

    Transitamos de la mejor manera posible por él, pausados. Agudizamos todos nuestros sentidos. Este bosque se huele, se palpa, este bosque te susurra, sabe a musgo y lo observas con sigilo intentando descubrir. La lluvia y la bruma le ponen todavía más si cabe un punto extra de fantasía.

    Vamos ganando altura sobre la alfombra de hojarasca que estos impresionantes robles han tejido durante esta última semana.

    Esta ruta, que acaba en el Reventón de Los Chorros, arranca en la Fuente de las Raigadas. Senda brava en su inicio.

    La cota máxima será de 1.520 metros sobre el nivel del mar

    La semana pasada anduve por aquí y tenían toda la hoja en sus copas, hoy están completamente desnudos. Alcanzamos la cota máxima de la jornada, 1.520 metros sobre el nivel del mar. Descendemos hacia la conocida Torca de los Melojos, donde buscaremos al gordo (el Melojo del amor) para la foto.
    Entre arces, acebos, laricios, tejos, enredaderas y robles… vamos finiquitando la excursión.

    -¡Chino setas! ¡Chino otra! ¿Esta es buena Chino?…

    Peligro por reses bravas. Cruzamos por la Cañada de los Mojones hasta el Portillo de los Perros, salimos del peligro (que hoy no lo había) y enlazamos con la pista que nos llevará hasta la Fuente de las Raigadas.
    Nos hemos empapado bien de agua, bosque, montaña, setas y buen rollo.

    ¿Por qué viajamos a lugares remotos? Lo hacemos para estar solos entre amigos y encontrarnos en una tierra sin hombres.
    (George Mallory)

    La guinda

    El compañero Terto estuvo por estos vericuetos pocos días antes de que viniésemos el grupo.
    Pidió a los dioses de estas montañas que fuesen benévolos con nosotros. Y lo fueron, ya lo creo que lo fueron.
    Lo fueron tanto que hicieron removerse las pronfundidades del Calar y reventaron Los Chorros.
    Privilegiados al poder ver, vivir y sentir este fenómeno tan sumamente extraordinario que nos brinda la naturaleza.

    Impresionante

    📍Aquí puede consultar la ruta en Wikiloc

    Y allí arriba, en el mirador más alto; el placer, la admiración, la alegría, el éxtasis. El Mundo me caía encima, me empapaba hasta el alma. ¿Qué agua es esta que no apaga el fuego? Lo aviva más, prende la mecha. Siento frío, mucho frío. Pero me da igual, sé que este frío no enferma, sana. Berreo, canto, grito oraciones. Gran espíritu de la cumbre, gran montaña, como soy me presento ante ti… y agradezco.

    Me escupe con más fuerza, siento que me escucha, siento que estamos en sintonía. ¡Dios, que momento!
    Genuflexión antes de marchar, me embarga una calma interior indescriptible.

    Mientras vuelvo al coche, en busca de atavío seco y un plato de comida caliente, voy reflexionando en la idea de que creo que estoy cerca de encontrar mi Ikigai. Quizás sea deambular entre montañas…

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