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La ruta hacia la Laguna del Arquillo, así como sus vistas desde la Piedra de ‘Pepón’, es indescriptible. Situada en Masegoso (Albacete), es un auténtico Monumento Natural. Cada pequeño salto de agua hasta alcanzar su inmensidad en la llanura son una aventura para los sentidos. Los andarines de Diario Sanitario, al completo, nos sumamos a esta sencilla ruta de 8,7 kilómetros. Aconsejamos gorra, agua y calzado de repuesto por si falla el equilibrio en algún cruce de agua.
🥾Andarines: Rigoberto López, Manuel Martínez (guía), Cesárea Arnedo, Juan Antonio González y Dolores Carcelén.
Salimos al mismo comer, con las mochilas llenas de agua, tanto para mojarnos la cabeza como para beber. Y es que Terto, nuestro veterano ‘andarín’, propone este camino con el beneplácito del jefe, que es Manuel, pero ajeno a una primavera infernal. Finalmente, el agua, el viento y las sombras de la ruta borrarían cualquier pesar.
Cogemos la carretera general de Jaén y, después del Jardín, tomamos el desvío a Masegoso que sale a la izquierda. Al llegar a la señal que pone Río Arquillo, cogemos el camino de tierra y dejamos el coche e iniciamos la ruta por la senda paralela al agua. Insistimos en que hay que tener mucho cuidado al dejar la carretera de Jaén porque hay que frenar para girar hacia Masegoso.
Nuestra meta es la Laguna del Arquillo, pero para verla desde la Piedra de Pepón. Y antes de llegar, hacemos una parada para admirar las pinturas rupestres de Arte Levantino que, aunque desprotegidas, se conservan bastante bien.
La ruta del Arquillo esconde una de las vistas más bonitas con las que nos hemos encontrado, tanto que, a un andarín que se quedó fuera del equipo lo llevaríamos a la semana siguiente. El recorrido no entraña dificultad, pero aconsejamos consultar el mapa para que no haya confusiones en la subida y bajada al monte.
Tampoco podemos dejar de aconsejar, de vuelta ya para Albacete, una parada, al mismo pasar El Jardín, en El Rincón Manchego, donde hay cocina de la tierra para reponer fuerzas.
Aprieta el calor, por lo que el 1 de junio nos despediremos en Pétrola. Ha sido una temporada con frío intenso y lluvia; con una baja anunciada que nos preocupaba y con altibajos familiares. Pero unas damos gracias a Dios y otros a la suerte por una campaña, como las anteriores, inolvidable. Desde 2016, estas rutas senderistas no habrían sido posibles sin Manuel Martínez, nuestra ‘brújula’, y sin Rigoberto López, nuestro ‘bardo’. El resto sólo somos la comparsa donde todo el que quiera sumarse es bienvenido. De hecho, no olvidamos ni al ‘Infiltrado’ ni a Mari Tere.
Eso sí, los ‘andarines’ regresaremos con fuerzas renovadas en septiembre. Y puede que alguna ruta caiga durante el verano. Eso sí, con madrugón previo y baño final.
