
Los problemas de salud mental se han incrementado en los centros escolares, tanto entre el alumnado como entre los docentes. En el caso de los menores, la mayoría por trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), así como ansiedad e intentos de autolesiones.
El 93,3% de los profesores encuestados asegura que hay un incremento de los problemas de salud mental
Estas conclusiones se desprenden del estudio “Diagnóstico de la salud mental en las aulas”, realizado por el instituto IOInvestigación con base en encuestas efectuadas en el mes de mayo a un total de 6.221 profesores, madres y padres y enfermeras escolares para analizar los problemas de salud mental que sufren el alumnado y el personal docente.
En lo que respecta a la realidad de los centros escolares, el 93,3% de los profesores encuestados asegura que hay un incremento de los problemas de salud mental. Por su parte, el 86,1% de las enfermeras escolares consultadas afirma que tiene algún alumno con diagnóstico relacionado con la salud mental, mientras que el 50,79% de las familias dice conocer a algún estudiante con este tipo de problemas.
Ante esta situación, el 95,5% de los profesores considera necesario que algún profesional sanitario –como la enfermera o el enfermero escolar– trate la salud de forma regular e integral (física y mental) en el propio centro educativo.
En el mismo sentido, 9 de cada 10 padres y madres encuestados ven preciso que se reciba algún tipo de atención en el centro educativo y el mismo porcentaje asegura que las necesidades existentes estarían mejor atendidas por una enfermera escolar.
Patologías
Las principales patologías de salud mental que referencian las enfermeras consultadas en los centros educativos son el TDAH –trastorno por déficit de atención e hiperactividad– (81%); la ansiedad (66,4%) y los intentos autolíticos y/o autolesiones (65,9%). Sobre este último problema, el 62,7% afirma que ha habido algún caso de intento autolítico entre su alumnado.
Otras patologías destacadas son los trastornos del espectro autista (64,7%); los trastornos del comportamiento (56,9%); los trastornos de la conducta alimentaria (47,4%), la depresión (40,1%); las conductas destructivas o desafiantes (34,1%); las adicciones (17,2%) y la psicosis (6%).
En este tipo de casos y situaciones, al 47,8% de las enfermeras se les asigna algún tipo de participación en su seguimiento y control.
Protocolos
Consultados por las actuaciones emprendidas desde los propios centros educativos, el 53,3% de los docentes afirma que en los documentos de organización y funcionamiento de su centro no se contemplan protocolos de prevención, detección y formación sobre la salud mental del alumnado.
Por su parte, el 43,8% de las enfermeras afirma que no dispone de ningún protocolo con estrategias o herramientas de prevención, detección y derivación de posibles casos de trastorno de salud mental entre la población escolar asignada.
Asimismo, el 68,3% de estas profesionales sanitarias señala que no tiene posibilidad de realizar ninguna intervención con las familias en materia de salud mental, mientras que el 56,3% afirma que no tiene articulada ninguna vía para intervenir con el profesorado.
El 51,5% considera que el motivo principal de que haya enfermera escolar en el centro es la presencia de algún alumno/a con necesidades de salud especiales o con patologías crónicas, enfermedades raras y/o discapacitantes, lo que evidencia que no se apuesta por la prevención ni por el papel que en ella pueden desempeñar las enfermeras.
Salud mental del profesorado
La encuesta también se interesa por la salud mental del profesorado. Según los profesionales encuestados, los factores que más influyen en que esta se vea afectada son el exceso de burocracia (80,2%); el exceso de alumnado (70,9%); los problemas de convivencia en las aulas (70,8%); la escasez de recursos (61,3%); la falta de dignificación social (60,3%); el exceso de responsabilidad (55,9%) y el exceso de horario lectivo (33,8%).