Promover la estima frente al estigma en salud mental, es uno de los ejes de la campaña sanitaria “Prevención y actuación farmacéutica en salud mental desde la farmacia”, que cuenta con el aval de los de los colegios de farmacéuticos de Castilla-La Mancha y sus 1.255 oficinas.
La iniciativa tiene como objetivos potenciar la intervención de la farmacia comunitaria -Castilla-La Mancha cuenta con 1.255- en la detección de síntomas de patología mental, el fomento de la derivación al especialista y la educación sanitaria y el autocuidado; todos ellos asociados a la normalización frente al estigma muchas veces vinculado a estos pacientes. En definitiva, potenciar la labor del farmacéutico y la farmacia como radar social de problemas de salud mental.
Para ello, se desarrollará una guía científica junto a la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) para que los farmacéuticos profundicen en sus conocimientos sobre las principales patologías, sus diferencias, los signos y síntomas de alerta y las buenas prácticas de derivación al especialista.
La guía abordará en especial, patologías calificadas como graves como el espectro de esquizofrenia y el trastorno bipolar, además del Deterioro Cognitivo Leve asociado a la esquizofrenia y otras patologías.
Ejercicio y alimentación
Los pacientes y sus cuidadores dispondrán de infografías descriptivas sobre autocuidado en la salud mental, que abordarán la importancia de la adherencia tanto a los tratamientos como a hábitos saludables como el ejercicio físico y el cuidado de la alimentación, aspectos cruciales en el ámbito de la salud mental.
También se ha elaborado una campaña divulgativa de lucha anti estigma desde la farmacia comunitaria a través de redes sociales donde se compartirán imágenes y animaciones para normalizar estas patologías.
En una segunda fase, la campaña pondrá en marcha también un Servicio de educación sanitaria en 300 farmacias rurales con dos sesiones de educación sanitaria desde las farmacias centradas en la adherencia y el manejo de estas patologías para pacientes y cuidadores.
Ansiedad, depresión e insomnio
Desde la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) se recuerda que los trastornos mentales más comunes son los de ansiedad, las depresiones y el insomnio, lo que se denominada enfermedad mental común, que puede afectar al 15-20% de la población. Pero existe también la ‘enfermedad mental grave’, que engloba la esquizofrenia, el trastorno bipolar, las depresiones graves o los trastornos de personalidad.
Así, es importante explicar que el efecto de los antidepresivos es mantenido en el tiempo y que no debe esperarse un efecto inmediato; o que el uso de benzodiacepinas debe ser limitado en el tiempo.
Guillermo Martín, farmacéutico y divulgador sanitario en redes sociales (@Farmaenfurecida), que ejerce como embajador de la campaña, está convencido de que «la farmacia puede ser un referente en el acompañamiento de los pacientes».
Recomendaciones
- Promover la formación en salud mental entre todos los profesionales sanitarios, de forma integral y compartida. En el caso de los farmacéuticos, esta formación debe incluir la identificación de señales de alerta, la intervención en crisis y el manejo de situaciones difíciles en el mostrador de la farmacia.
- Crear protocolos nacionales de derivación estandarizados a nivel nacional para que los farmacéuticos puedan derivar a los pacientes a los servicios de salud mental correspondientes de manera eficaz y segura.
- Integrar al farmacéutico en equipos multidisciplinares de salud mental: reconociendo a estos profesionales como miembros clave en los equipos multidisciplinares que gestionan la salud mental. Su inclusión activa permitiría mejorar la coordinación entre los distintos actores del sistema de salud y ofrecer un enfoque más integral y personalizado al paciente.
- Mejorar la adherencia al tratamiento: Uno de los mayores riesgos en los pacientes con problemas de salud mental es el abandono del tratamiento.
- Integrar la salud mental en la Atención Primaria y Comunitaria. Los farmacéuticos, como profesionales de contacto frecuente con los pacientes, pueden desempeñar un papel crucial en la supervisión y seguimiento del cumplimiento terapéutico, asegurando que los pacientes reciban la mejor atención posible.
¡GILIPOLLECES…LAS MÍNIMAS!
Estamos en una sociedad libre donde cada uno puede ejercitarse y/o formarse en lo que desee, faltaría más. Pero que alguien trate de instrusarse en cometidos y funciones que no le permiten su formación académica, supone una actividad delictiva.
Como ya he señalado en anteriores ocasiones, nadie tiene la culpa de que la actividad de los negocios farmacéuticos se haya visto minimizada y reducida a despachar medicamentos, muchos de los cuales se podrían distribuir incluso en las áreas comerciales. La solución no es hurtar el campo profesional de otros, sino disminuir el número de sus negocios. Y por ende, las plazas de formación en la universidades. Yo me inclinaría incluso por reducir sus estudios a una formación profesional para el 90 por ciento de los que regentan las tiendas de medicamentos.
Demuestran tanto los boticarios, como los galenos, protagonistas de la noticia anterior, una total falta de respeto y consideración hacia el paciente mental y el área clínica que atiende estas necesidades. La complejidad de la atención a la salud mental es algo más serio como para tratarse con la frivolidad que ellos demuestran. Detrás de muchas de estas personas hay unos condicionamientos sociales y económicos, como origen.
Ya existen profesionales clínicos formados especialmente para abarcar este tipo de necesidades asistenciales. Y no son sólo médicos. Ellos, aparte de su grado académico en el que ya reciben una enseñanza y adiestramiento básicos para abordar este espació clínico, requieren una formación post-grado, aún más precisa y centrada en estas patologías y su prevención.
Los negocios botiqueriles con tan absurdas y disparatadas pretensiones, se ponen al mismo nivel que los carteristas y malhechores. Intentan robar lo que les pertenece a otros, según la legislación establecida. Y la sociedad mediquil que les acompaña en semejante majadería, nos manifiesta su nulo compromiso con la ética y la moralidad. A la vez de sus escasos conocimientos sobre el ámbito asistencial que refleja el nombre que se han puesto.
El tiempo nos mostrará los intereses que hay detrás de esta misteriosa elucubración, para los unos y los otros. Dudo que las autoridades sanitarias cumplan con su deber, poniendo fin a la fechoría anunciada.