2020 sentaba un antes y un después en la salud mental, pero si bien los ancianos han sufrido el miedo y la soledad de las residencias y el personal sanitario se ha jugado la vida, los jóvenes se han llevado la peor parte. Y es que la edad y la experiencia te dan unas armas para adaptarte a los cambios que no tenían los adolescentes. Se han disparado los trastornos de ansiedad, depresión, estrés y de la conducta alimentaria.
«Aunque la población piense que es una entelequia, la salud mental forma parte de nuestro día a día»
«La salud mental de los jóvenes se ha llevado la peor parte». Lo advierte la decana del Colegio de la Psicología de Castilla-La Mancha, María Dolores Gómez, quien ha advertido que la salud mental, a pesar del sufrimiento que provoca cuando no se tiene, es la gran desconocida. «La salud mental la afrontamos en la vida cotidiana, en la educación, en las normas. Aunque la población piense que es una entelequia, la salud mental forma parte de nuestro día a día».
Así, la salud mental es la capacidad para estar satisfecho con uno mismo, que no resignado, y de adaptarse al mundo exterior. Cuando las circunstancias cambian y surgen la ansiedad, el estrés, la depresión o se llega incluso a la autolesión, se ve la falta de capacidad para afrontar el sufrimiento. «Las personas nos adaptamos a diario al estrés cotidiano y cuando éste aumenta, tenemos que tener más recursos».
Y en marzo de 2020 se rompieron todos los esquemas. Hubo dolor, grandes pérdidas familiares y económicas, miedo e incertidumbre. Pero los jóvenes pensaron que era algo transitorio, con caducidad, y que todo volvería a ser como antes. Sin embargo, todo ha cambiado y no se sabe hasta cuándo.
Además, los jóvenes abusaron en el confinamiento de esa realidad paralela que dibujan las redes sociales; se dejaron llevar por los mensajes de ‘influencers’ que, obsesionados con el culto al cuerpo, se convierten en su referencia.
«Los padres deben orientar y supervisar a sus hijos»
«Los padres deben estar atentos: deben orientar y supervisar a sus hijos; que no dejen su educación en manos de los youtubers«, aconseja la decana de los psicólogos al tiempo que recomienda ponerse en manos de profesionales colegiados ante la sospecha de problemas de salud mental.
En este contexto, Gómez ha advertido de los peligros de una «sociedad del rendimiento» que dificulta la adaptación a las exigencias del mundo exterior. Esa superficialidad de las redes sociales, en las que unos padres que deben dar valores se ven arrastrados por la sociedad de consumo, acaba por generar jóvenes insatisfechos.
Hablar con los jóvenes, recuperar la empatía
Están solos, conectados al móvil permanentemente, sin responsabilidades ni control de horas, lo que también se convierte en el caldo de cultivo para las adicciones.
Los padres deben recuperar a sus hijos, sacarlos del mundo virtual para ‘armarlos’ de valores en el real. Y si ven cambios de comportamiento que se alargan en el tiempo, aislamiento, bajo rendimiento escolar, irritabilidad o cambios bruscos de peso, deben consultar con un especialista. Pero a juicio de la decana del Colegio de la Psicología también es fundamental dejar de mirar a la pantalla del móvil y hablar con los hijos, recuperar la empatía.