• San Pedro y una ‘original’ ruta de los cucos

    El psicólogo Rigoberto López y el dentista Manuel Martínez proponen la ruta de los cucos del municipio albaceteño de San Pedro para alcanzar la ración de ejercicio semanal

    El Autor

    Rigoberto López y Manuel Martínez

    Profesor de Psicología en la Facultad de Enfermería y dentista licenciado en Cirugía y Medicina

    Llegamos a San Pedro y aparcamos junto al centro de salud. Nos abrigamos bien, hace sol pero corre un viento que pela. Salimos por la carretera de la Rambla y leemos el cartel anunciador de la ruta de Los Cucos, por cierto destrozado, ¿a quién molestará? Todo el camino de la ruta muy limpio, y después de las últimas lluvias blandito y sin barro. Próximamente será homologado por la federación de senderismo como una de las rutas disponibles en el pueblo, junto con la de La Quéjola.

    Camino de San Pedro a La Vega

    Hoy hemos acudido sólo dos de los habituales. Uno de los ausentes está en periodo reflexivo sobre dónde reposar sus huesos cuando le toque, y va ganado el apartamento familiar para el descanso eterno. En mi caso tengo decidido que o en mi plaza en el nicho familiar o  mis cenizas al Cerro Guijarral, donde varios amigos tienen propiedades y se que me trataran bien. A otro de los ausentes le ha pillado por trabajar esta tarde, y otra por irse de comida. Estamos para todo.

    Terminaremos haciendo una ruta espontánea, el guía conoce la zona e improvisa. Por el Camino de San Pedro a La Vega, después de las eras, cruzamos la carretera CM-313, y seguimos por el Cerrico y las Viñas hasta el collado dejando a la derecha el Cerro Guijarral  (932 m). Dolores corretea con su cámara en ristre y se adelanta o se atrasa de vez en cuando.

    Un cuco de la ruta

    Visitamos uno de los cucos de la ruta, el José Tolín que regenta Candelario. Una construcción muy bien conservada, aunque le sobra alguna pequeña chapuza. Le muestro a mi compañera uno de mis sitios de meditación. Muy cerca un albaricoquero que se resiste a desaparecer  y unas cuantas oliveras. También es zona de almendros.

    Bajamos por las laderas del cerro Guijarral y de la Torre, entre los más bonitos de la zona, antes había muchas liebres por aquí. Mi amigo Quintanilla me podría decir dónde está echada alguna, pero no es el caso. Este valle, con sus grandes pinos y carrascas es hábitat de muchos animales, aquí  planea con frecuencia el águila y tiene su atalaya el búho real. Los abundantes conejos y perdices son reclamo también del zorro. Jaras y plantas olorosas colonizan las rojas tierras sembradas de guijarros redondos.

    Seguimos paralelos al arrollo y un par de kilómetros más abajo, giramos a la izquierda, si no lo hiciéramos llegaríamos muy pronto a la vega y al rio Jardín.  Ahora el valle se abre y hay tierras de labor, cereal, sobre todo para alimentar a las perdices. Por si acaso, los comederos penden de los árboles y pequeñas balsas se extienden por debajo.

    La Torre

    Estamos en la finca de La Torre. Vamos viendo las tablillas verdes del itinerario de la ruta de los cucos en sentido inverso al que estamos yendo. Y en un momento dado seguimos en dirección a La Rambla para visitar la Torre Vieja, atalaya que ha conocido la historia de los distintos pobladores de esta comarca. Algunos tramos lo hacemos por una senda entre pinos, con los últimos rayos del sol, y con las vistas de La Torre de Albar-Ruiz detrás de un cerro.

    Recibo buenas noticias de la intervención quirúrgica realizada a un familiar querido, ¡Venga tío Vicente! Aprovechamos para tomar unos frutos secos y beber agua. Estamos a media ruta.

    A nuestra izquierda varias alturas por encima de los 900 metros. Subimos a la morra y fortaleza árabe desde donde hay estupendas vistas, maizales secos de la vega, chopos junto al río, la Venta de la Rambla, Casas de la Rambla escondidas entre pinos, en alguna de las cuales humea su chimenea,  carreteras de Jaén y Munera, y montes circundantes con abundantes carrascas y pinos. Huele a romero, algunos de ellos en flor. Variedades de hongos, algunos en corro de brujas.

    Baja la temperatura rápidamente y las manos se nos enfrían. Proseguimos hasta escuchar la francachela que montan los Almorellanos el sábado lardero, chocan las bochas, suena el retruque, huele a habichuelas estofadas, estamos en el casuto junto a la estación abandonada,  y cruzamos otra vez la carretera para seguir por el nuevo camino realizado para comunicar la Vía Verde con San Pedro, y que ya no abandonaremos hasta el final.  

    San Pedro

    Varias subidas y bajadas Después de la Virgen, para nuestro asombro, tres águilas nos sobrevuelan bajitas, tal vez en busca de su atalaya donde pasar la noche. Con las luces de varios pueblos de fondo, Pozuelo, San Pedro y Casas de Lázaro, dejando a la derecha la Loma del Pozo y el Corral de Blanco, llegamos al destino y recalamos en Casa Marifeli para el picoteo, lomo agridulce, setas, quesos, sobrasada y clarete de Madrigueras. Calidad precio y como no admiten pago con tarjeta, nos invitan a la merienda. Además, hemos estado sentados en mesa camilla y en buena conversación con los moradores. Nos regalan unos membrillos, y con ese olorcito nos vamos con viento fresco.

    San Pedro

    Hemos andado 10 kilómetros en 2,45 horas, 270 metros de desnivel acumulado. Una tarde tranquila, de prueba de fuerzas, y regocijo de volver a andar por el campo, en excelente compañía.

    Consulte aquí la sección Senderismo

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