• El adiós del médico ‘Amigo del Donante’

    Se jubila un histórico, el médico del Banco de Sangre Santiago García Ruiz. Pero se va con el reconocimiento de sus pacientes, ya que este año recibirá el título de ‘Amigo del Donante’, que concede la Hermandad de Donantes de Sagre de Albacete, con la que ha trabajado codo con codo desde finales de los años ochenta del siglo pasado.

     Santiago García Ruiz
    En la imagen, de archivo, el Dr Santiago García Ruiz en el Banco de Sangre.

    El Dr Santiago García Ruiz se despide con el reconocimiento de los donantes, a los que se ha dedicado durante más de tres décadas

    Con miles de kilómetros a sus espaldas, ya que ha peinado la provincia de Albacete, Santiago García Ruiz se jubila con la satisfacción de haber sido quien ha velado durante décadas por la salud de los donantes de sangre, los pacientes altruistas que sostienen la actividad en los hospitales de la provincia.

    Ha vivido la pandemia del coronavirus, temporales de lluvia, viento y nieve, carreteras tortuosas, inundaciones, accidentes múltiples y un sinfín de contratiempos, pero en sus más de treinta años con los donantes este médico ha sido testigo de cómo la sangre no ha faltado nunca ni en los quirófanos ni para tratamientos.

    De hecho, Santiago García Ruiz es médico de Familia y donante de sangre. Así, si bien se jubilará de su profesión, confiesa que será donante mientras la salud se lo permita. Ha donado en tantas ocasiones que ha perdido la cuenta, pero ya ha recibido la Medalla de Oro de la Hermandad, la misma institución que le concederá su máxima distinción, la de ‘Amigo del Donante’.

    En la actualidad, los donantes de sangre de Albacete y Cuenca sostienen los hospitales General y Perpetuo Socorro albaceteños, así como los de Almansa, Hellín, Villarrobledo y el Virgen de la Luz conquense. Gracias a ellos, no faltan tratamientos en los hospitales de día ni recursos en los quirófanos. Sin embargo, cuando el Dr García Ruiz regresó a Albacete, después de estudiar en Murcia y ejercer unos años en Almansa, la donación no funcionaba igual. La sangre de Villarrobledo se iba a Madrid; la de Caudete viajaba hasta Alicante; la de Hellín, a Murcia y la de La Roda, Almansa, Tarazona de La Mancha y Casas Ibáñez se la llevaban a Valencia.

    «Nunca ha faltado sangre»

    Para Santiago García la donación vivió un antes y un después con el Dr Rubio Vitaller, que fue quien instauró las colectas en los pueblos. Así, se adelantó a lo que llegaría más adelante, el aumento de la demanda de sangre y el crecimiento de la actividad sanitaria en la provincia.

    Atrás han quedado las épocas en las que se trabajaba de lunes a domingo en jornadas que no se sabía cuándo terminarían. Sin embargo, Santiago se despide con la satisfacción de que «nunca ha faltado sangre». También se lleva los mejores recuerdos de una profesión que ha ejercido por vocación en el que considera el mejor de los destinos.

    Ha velado por los donantes de sangre durante más de treinta años, por unas personas que «te dan su sangre y lo que tienen». No se olvidará de cómo los agricultores de Ontur los invitaron a sus fiestas de San Isidro o de aquella donante de Munera, Francisca, que cada vez que donaba le regalaba queso en aceite porque este médico comentó una vez que le gustaba.

    Santiago ha visto donantes que no podían ni mirar cuando veían una aguja y, sin embargo, han donado durante décadas con el aliciente de salvar vidas con 30 minutos de su tiempo.

    Se retira el médico, pero hay donante para rato.

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    Medio siglo de un hito: los donantes de sangre

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