• Stop Ceguera devuelve la visión a 158 africanos

    Satisfacción e impotencia. Son los sentimientos que comparten los voluntarios de la última expedición africana de Stop Ceguera. Satisfacción porque 158 pacientes, ciegos por cataratas, han recuperado la visión, e impotencia porque quedan miles, entre ellos niños a los que no pudieron operar porque no tenían medios para una anestesia general.

    Los voluntarios de Stop Ceguera miden la tensión ocular de un paciente.

    Stop Ceguera regresaba el 9 de diciembre de una locura que ha funcionado. La ONG había transformado una vieja furgoneta en un quirófano con luz, agua y aire acondicionado, todo un lujo para llegar a las zonas más recónditas de su misión. 

    Imagen del quirófano improvisado en el que Stop Ceguera peraba alos pacientes de dos en dos.

    Trasladar el vehículo de Albacete hasta Siguiri (Guinea), un pequeño pueblo cercano a la frontera de Mali, ha sido toda una odisea. Pero a Stop Ceguera, la ONG que fundó hace más de dos décadas el doctor Villada, nunca le faltan manos. Miguel López, empleado de banca jubilado, fue el primero en partir con la misión de que el quirófano portátil llegara a buen puerto, y lo consiguió.



    El quirófano portátil ha viajado desde Albacete hasta Guinea

    El equipo ha contado con los oftalmólogos Patricia Pérez (Barcelona), Raquel Pamplona (Barcelona), Paco Acebes (Logroño) y José R. Villada (Albacete); la internista Lourdes Sáez (Albacete); la intensivista Tatiana Villada; las enfermeras Lucía San Miguel (Amsterdam), Laura Martínez (Barcelona), Chelo Lledó (Albacete) y Lucía López (A Coruña); la auxiliar de Enfermería Aurora Pérez (Albacete); los logistas Miguel Ángel Navarro (Albacete), Isabel Moya (Albacete), Miguel López (Albacete) y Adolfo López (Valencia), así como el optometrista Gonzalo García (Logroño).

    Fotografía de familia de los integrantes de Stop Ceguera.
    Imagen del equipo de voluntarios.

    Han trabajado de sol a sol durante cinco días. Y no han invertido más horas en operar porque en una zona salvaje, sin luz eléctrica, el quirófano portátil atraía a todo tipo de insectos.

    La ONG ha dejado el quirófano portátil en Guinea porque en 2019 espera regresar, al menos, en tres ocasiones

    Para Stop Ceguera ésta ha sido una experiencia más en un mundo de contrastes donde toda la población tenía teléfono móvil y sin embargo hay hasta niños, ciegos totales, por cataratas. La luz y el agua son un lujo.

    El equipo ya está en casa, pero el quirofano se ha quedado allí porque la ONG espera regresar, al menos en tres ocasiones, en 2019. 

    Vídeo de Adolfo López.

    En 2017, Stop Ceguera viajó a República Dominicana. Anteriormente lo había hecho a Burkina Faso, Costa de Marfil, Argelia, Ghana o Kenia. En 2018 la meta ha estado en Guinea, donde seguirá en 2019.

    En las dos últimas décadas, Stop Ceguera ha devuelto la vista a más de 4.000 personas

    Cabe recordar que Stop Ceguera ha devuelto la vista a más de 4.000 personas en sus incursiones humanitarias por África y América, pero se trata de una ONG modesta que no recibe subvenciones públicas, de ahí la importancia de eventos como sus tradicionales Botijos de la luz”.

    Botijos de la Luz

    Hasta el 5 de enero, Stop Ceguera expone y vende sus Botijos de la Luz en el número 1 de la calle del Rosario. Hay más de un centenar de piezas a precios que van desde los 10 euros hasta los 500 del botijo pintado por Pablo Alfaro.

    En 2010, un periodista conquense, Raúl Torres, que era paciente de uno de los oftalmólogos colaboradores, propuso “Botijos de la luz”. La idea era buscar voluntarios que pintaran la cerámica para luego venderla en una exposición.

    Se puede colaborar con Stop Ceguera comprando y pintando botijos

    Desde entonces, se han vendido cientos de piezas que se han expuesto en Mataró, Madrid, Barrax, Cuenca o Albacete. Firmas como la del pintor Godofredo Giménez o la de Canogar se mezclan con las de los alumnos del centro educativo Cedes y de un sinfín de amigos y pacientes de los oftalmólogos que integran Stop Ceguera, en su mayoría de Castilla-La Mancha.

    El Autor

    Dolores Carcelén 

    Periodista

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