• ¿Sufres estrés laboral? Conócelo

    El Autor

    María José González Belmonte

    Psicóloga voluntaria de la asociación Lassus

    El estrés laboral es un fenómeno cada vez más frecuente que afecta negativamente no solo a la salud psicológica y física de los trabajadores, sino también a la eficacia de las entidades para las que trabajan. Es propio de las sociedades industrializadas que cada vez ejercen más presión en el entorno de trabajo. Se define como el desequilibrio percibido entre las demandas profesionales y la capacidad de la persona para llevarlas a cabo.

    El estrés puede producirse en situaciones laborales muy diversas y a menudo se agrava cuando el empleado siente que no recibe suficiente apoyo de sus supervisores y compañeros, y cuando tiene un control limitado sobre su trabajo o la forma en que puede hacer frente a las exigencias y presiones laborales.

    Según un informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, se estima que entre el 50%-60% del absentismo laboral se debe a las consecuencias psicológicas del estrés que se ha convertido en una de las enfermedades más comunes de los trabajadores; se ha convertido en el segundo problema de salud más común en el trabajo en la Unión Europea, después de los trastornos músculo esqueléticos. Cuatro de cada diez empleados piensan que el estrés no se gestiona adecuadamente en su centro de trabajo.

    El estrés pone a prueba la capacidad del individuo para afrontar su actividad, y no solo incluye situaciones en las que la presión laboral excede la capacidad del trabajador para hacer frente a la misma, sino también los casos en que no se utilizan suficientemente sus conocimientos y capacidades, y esto supone un problema para el trabajador.

    Entre el 50%-60% del absentismo laboral se debe a las consecuencias psicológicas del estrés

    En general, ante un cambio de situación que afecte al individuo (PRESIÓN) se desencadena una reacción orgánica (TENSIÓN). Así, cuando cualquier estímulo suponga un factor de desequilibrio que trastorne la estabilidad de nuestro medio interno se produce un estado de alerta, de movilización, de preparación para controlar este cambio de situación.

    En este sentido, esta activación no tiene en sí misma un carácter negativo.

    Se identifican por lo menos tres fases en el modo de producción del estrés:

    1. Fase de Reacción de Alarma: ante un estímulo estresante, en un primer momento, la resistencia baja por debajo de lo normal pero se produce una reacción automática encaminada a preparar el organismo para la acción, para la respuesta.

    estrés laboral

    Se produce un aumento de la frecuencia cardíaca, aumenta la coagulabilidad de la sangre y su concentración en las zonas en que puede ser necesaria para la acción (músculos, cerebro, corazón). También aumenta la capacidad respiratoria y se agudizan los sentidos.

    Cuando el estímulo es intenso o se prolonga en el tiempo, aparece la fase siguiente.

    1. Fase de Resistencia: en ella desaparecen los cambios iniciales y aparecen otros de carácter más específico para enfrentarse a la situación. Se alcanza un alto nivel de resistencia, de capacidad de esfuerzo frente a la situación.

    Cuando el estímulo es excesivamente prolongado o alcanza una gran intensidad y el individuo es incapaz de rechazarlo, eliminarlo o superarlo, aparece la tercera fase.

    1. Fase de Agotamiento: una situación de estrés prolongado conduce a un gran estado de deterioro con perdida importante de las capacidades fisiológicas y con ello sobreviene la fase de agotamiento en la cual el sujeto suele sucumbir ante las demandas pues se reducen al mínimo sus capacidades de adaptación e interpelación con el medio.

    Así, conceptualizamos el Estrés Laboral como el conjunto de fenómenos que se suceden en el organismo del trabajador con la participación de los agentes estresantes lesivos derivados directamente del trabajo o que con motivo de éste, pueden afectar a la salud del trabajador.

    El estrés laboral provoca todo tipo de síntomas

    El estrés provoca síntomas a nivel cognitvo-subjetivo (preocupación, inseguridad, dificultades concentración…), a nivel fisiológico (tensión muscular, palpitaciones, dolores de cabeza,…) y a nivel motor u observable (evitación, intranquilidad motora,…).

    Los factores psicosociales en el trabajo representan el conjunto de recepciones y experiencias del trabajador; algunos son de carácter individual, otros se refieren a las expectativas económicas o de desarrollo personal y otros más a las relaciones humanas y sus aspectos emocionales.

             Algunos de los principales factores psicosociales, que con frecuencia condicionan la presencia de estrés laboral son los siguientes:

    1. Desempeño profesional: grado de dificultad, gran responsabilidad, etc…
    2. Dirección: liderazgo inadecuado, manipulación o coacción del trabajador, etc…
    3. Organización y función: atribuciones ambiguas, conflicto de autoridad, etc…
    4. Tareas y actividades: cargas de trabajo excesivas, trabajo monótono o rutinario, etc…
    5. Medio ambiente de trabajo: condiciones físicas laborales inadecuadas, ambiente laboral conflictivo, etc…
    6. Jornada laboral: rotación de turnos, jornadas de trabajo excesivas, etc…
    7. Empresa y entorno social: políticas inestables de la empresa, salario insuficiente, etc…

    Existe una asociación entre algunas profesiones en particular y el grado de estrés que en forma genérica presentan grupos de trabajadores de determinado gremio con características laborales comunes; entre ellos resaltan aquellos que requieren un trabajo apresurado, los que están en peligro constante en su desempeño profesional, aquellos trabajadores en que su trabajo conlleva riesgo vital, los que están expuestos a confinamiento, grupo de trabajadores con alta responsabilidad y por último, aquellos que su labor profesional conlleva riesgo económico.

             Existen ciertas características de la personalidad que están en estrecha relación con la probabilidad de experimentar estrés. Me refiero a:

    • Personalidad Tipo A: este tipo de personalidad ha sido de los más estudiados por su relación con el estrés y el sufrimiento. Se caracteriza por el perfeccionismo, necesidad de control sobre los acontecimientos, manejan con dificultad el estrés, entre otras cosas, lo que conlleva consecuencias negativas para la salud.
    • Dependencia: las personas poco autónomas toleran mejor un estilo de mando autoritario y un ambiente laboral muy normalizado; pero tienen más problemas en situaciones que implican tomar decisiones.
    • Ansiedad: las personas ansiosas experimentan mayor nivel de conflicto que las no ansiosas.
    • Introversión: ante cualquier problemática las personas introvertidas reaccionan más intensamente que las extrovertidas ya que son menos receptivos al apoyo social.
    • Rigidez: las personas rígidas presentan un mayor nivel de conflicto y de reacciones desadaptadas, especialmente en situaciones que implican un cambio y que requieren un esfuerzo adaptativo, que las personas flexibles.

    Las consecuencias del estrés laboral afectan tanto al trabajador  (influencia negativa sobre la salud, deterioro cognitivo, etc..) como a la empresa (reducción del rendimiento laboral). Las consecuencias pueden manifestarse a corto, medio o largo plazo dependiendo de la resistencia al estrés de cada persona.

    Para llevar a cabo un adecuado control del estrés laboral las intervenciones han de centrarse en una doble vertiente, ya que el control ha de ejercerse desde la prevención y desde la intervención de la experiencia del estrés y de sus consecuencias negativas (Peiró, Ramos y González, 1994).

    En el manejo del estrés existen laboral técnicas de prevención que inciden sobre el individuo y otras que inciden sobre la organización

    En general, existen diferentes medidas de prevención orientadas a  evitar o minimizar las consecuencias del estrés laboral; algunas normas básicas son:

    La dieta: la persona con estrés no respeta los tiempos de comida ni lleva una dieta equilibrada. Debemos esforzarnos porque la cantidad de alimentos y calorías que ingerimos sea proporcional al esfuerzo a realizar, así como evitar en la medida de lo posible la ingesta de grasas saturadas y aumentar el consumo de frutas, verduras, pescado, etc…

    El descanso: es fundamental para la recuperación física y mental. Por lo tanto debemos intentar controlar los horarios de sueño y practicar relajación.

    Ejercicio físico: nos encontramos en un mundo cada vez más sedentario y olvidamos que la realización de ejercicio físico protege al cuerpo de enfermedades, disminuye el estrés y nos provoca sensación de bienestar físico y psicológico.

    Organización: la organización de nuestro tiempo y actividades hace que aprendamos a seleccionar las urgentes, nos evita olvidos importantes y nos ayuda a descansar.

    Solución de problemas y toma de decisiones: afrontar los problemas de una forma más activa nos lleva a realizar la toma de decisiones desde un proceso lógico.

    Interpretación de situaciones y problemas: en ocasiones magnificamos las consecuencias negativas de la situación (interpretación distorsionada de la situación) lo que nos genera más estrés y éste nos lleva a exagerar las consecuencias (estableciendo un círculo vicioso).

    Atribuciones y autoestima: cuando hemos hecho una cosa bien, tenemos que evitar atribuirlo a la suerte y sí a nuestra capacidad. Es necesario realizar un autorefuerzo. Es bueno querernos y tratarnos bien.

    Relaciones con los demás: es muy importante reforzar las conductas positivas con las personas de nuestro entorno y corregir las conductas negativas (tanto las propias como las que nos vienen dirigidas a nosotros).

    Entrenamiento específico en técnicas de control de estrés y ansiedad: es muy beneficioso practicar relajación con asiduidad, aprender a decir que no, mejorar nuestras habilidades sociales, etc.

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