Bajamos las cuestas de Ayna y vemos el sidecar de Resines y Ciges aparcado en una curva, presagio de nuevos encuentros. Aparcamos al lado del banco ante la imposibilidad de continuar a la izquierda, reservado para los lugareños; a la vuelta lo notaremos, donde el nene nos dice que hemos subido 700 metros y bajado 650 metros y 12 kilómetros en 3.50 horas en movimiento. Bajamos calle abajo y nos colamos por una de las ...
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