Jugar al aire libre oxigena las células involucradas en el aprendizaje; regula el metabolismo; previene la obesidad y evita la hipertensión y el colesterol. En definitiva, frente a los niños que se encierran en casa con las “maquinitas”, los que juegan en el parque son más sanos y felices. Dos pediatras de Villarrobledo lanzan un alegato en favor de los juegos ...
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