Disfrutar de los encierros, de su emoción y adrenalina, de sus rituales, de su mística… está bien. Hacerlo de deportes de riesgo como el alpinismo, parapente, barranquismo, puenting, espeleología, funambulismo… o competir en carreras de motos, coches o exhibiciones aéreas, también. Pero cómo no, siempre hay descerebrados que, o no ven el riesgo, o asumen uno muy superior a sus ...
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