Después de cuatro años, cuando la mayoría de la población ha pasado el COVID y además se ha vacunado, el coronavirus ha acortado distancias con la gripe y el síntoma fundamental de esta temporada es la tos. No obstante, los datos del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA) invitan a no bajar la guardia.
En Castilla-La Mancha, la población se puede vacunar de COVID-19 y gripe hasta el 31 de marzo. Es la mejor fórmula para evitar la tos, el malestar general, el dolor de garganta, la congestión nasal y la fiebre que acompañan al COVID en esta temporada.
Y es que, si bien las cifras de mortalidad no dan síntomas para la alarma, los virus respiratorios han despegado junto con el mes de diciembre, lo que será más llamativo cuando se vean las consecuencias de las bajas temperaturas.
Este año hay disponibles más de 500.000 dosis de vacunas para la campaña de gripe: 200.000 para toda la población de edad comprendida entre 60-64 años, menores de edad entre 6 y 23 meses y otras personas que pertenezcan a otros grupos de riesgo; 300.000 para personas de edad igual o superior a 65 años; y 31.000 para la población infantil con una edad comprendida entre los 24 y 59 meses.
Tres vacunas
Respecto a la vacunación contra la COVID, hay que tener en cuenta que, aunque ya no es una emergencia de salud pública, el virus sigue circulando y es propenso a mutaciones.
Las vacunas frente a COVID-19 pueden administrarse de forma simultánea a la de la gripe y el neumococo, en un lugar anatómico distinto.
Además, el pasado 1 de octubre comenzó la vacunación contra el virus respiratorio sincitial (VRS) en niños, lo que el año pasado disminuyó en un 80 por ciento los ingresos hospitalarios por esta patología.