• La misión de los trabajadores sociales

    El Autor

     Celia Buedo Rubio

    Trabajadora social de la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido de Castilla-La Mancha (ADACE CLM) en Cuenca 

    El Daño Cerebral Sobrevenido (DCS) es un gran “desconocido”, fundamentalmente por la gran cantidad de secuelas tan diversas que puede generar, muchas de ellas “invisibles”: no se aprecian a simple vista y, por tanto, pasan desapercibidas para la sociedad.

    trabajadores sociales daño cerebral

    Incluso dentro del ámbito profesional de Servicios Sociales es complicado algunas veces que entiendan las secuelas incapacitantes y situaciones de dependencia que genera el DCS en la persona afectada, y, por tanto, la necesidad de establecer una red de apoyos específica y adecuada.

    Todo ello sumado, además, al desconocimiento de recursos específicos, la desinformación o el mal uso de otros recursos sociales públicos, propicia una pérdida de tiempo y el empeoramiento de la calidad de vida de la persona afectada y de su núcleo familiar.

    Nuestra misión como trabajadores sociales es informar y difundir, entre la población general pero también en el ámbito profesional, qué es el DCS, a quién y a qué puede afectar y los recursos que existen para evitar el vaivén de las personas afectadas por distintas ventanillas y poder establecer los apoyos adecuados a la mayor brevedad posible.

    Es complicado afrontar un DCS. Imaginarse ante una situación tan bestia, tan de repente, desconcertante hasta que se pronuncia el tan esperado “está fuera de peligro”, o la incertidumbre cuando te comunican “vamos a proceder al alta” sin mucha más información que un “podéis pensar en la opción de solicitar una residencia, ayuda a domicilio o, en el mejor de los casos, el acceso a un recurso público de rehabilitación especializada de DCS aunque no prometemos que puedan cogerlo…”.

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    Exhaustos y sin apenas información

    Todo esto afrontando la situación exhaustos, sin apenas información o sin la capacidad de retenerla y con la obligación de no demorar la burocracia exigente de “tienes que solicitar esto y lo otro…”.

    No solemos ponernos en la piel de esa persona que viene, en general, con desconcierto, cansancio, enfado, nervios, en proceso de duelo y en un sinvivir. Sin saber cómo va a estar su familiar cuando estén en casa o cómo se van a adaptar, y teniendo que afrontar unos trámites difíciles y tediosos.

    No podemos dar nada por hecho

    Generalmente, se tiende a pensar que la gente conoce la red asistencial de Servicios Sociales y damos por hecho que cuentan con conocimientos, capacidad emocional, habilidades y apoyo suficiente para seguir el ritmo de la información variopinta que les presentan los diversos profesionales, en distintas salas y en distintos tiempos… pero nada más lejos de la realidad.

    El trabajo social dentro de ADACE CLM es la puerta de acceso principal a aquellas personas con daño cerebral sobrevenido y sus familias que, tras la irrupción brusca y sin avisar de esta discapacidad en sus vidas, se enfrentan a un diagnóstico desconcertante, que puede generar secuelas que ni siquiera aún conocen y que conlleva una especie de duelo escondido bajo la “estabilización clínica”.

    La importancia de la cercanía, de la información llana, del tú a tú y del poco a poco

    Afrontando este artículo me doy cuenta y reflexiono sobre la importancia de la cercanía, de la información llana, del tú a tú y del poco a poco. Del consuelo. Del “estoy aquí para ayudaros, no te preocupes que lo vamos a ver todo y os vamos a apoyar en el proceso”.

    Sin prisas, con pañuelos o un café si es preciso, informando de lo que es el DCS y de cómo va a cambiarles la vida: la información es tranquilidad. Porque nosotras sabemos, sin habernos puesto en su piel, que el camino es duro y con la templanza de una tercera persona y nuestra experiencia a cuestas, somos capaces de ser su apoyo.

    Escuchando con los poros y con la mirada

    Y es así, a través de una entrevista de a pie, respetuosa, escuchando con los poros y con la mirada, teniendo en cuenta a toda la red que envuelve a la persona con DCS, con el apoyo incondicional y humano de compañeros en la entidad (terapeutas ocupacionales, neuropsicólogos, fisioterapeutas, logopedas, preparadores laborales, monitores…) como se consigue llegar a las personas, a sus casas, a sus problemas, a poner los mecanismos y recursos disponibles a su alcance para trabajar en sus dificultades, potenciar sus capacidades y en general, a facilitar el bienestar y calidad de vida de las personas.

    Con el apoyo y coordinación con otros colegas del Trabajo Social, entidades y organismos facilitadores, creemos entender la situación de la persona. Generamos, con la mejor de nuestras intenciones y posibilidades, una red de recursos y una hoja de ruta personalizada. Con el fin de garantizar una buena vida, una vida que merezca ser vivida y disfrutada de la mejor forma posible.

    No somos dioses

    No siempre es posible. no somos dioses, no solucionamos vidas, no siempre se dejan, no siempre llegamos, no siempre visualizamos correctamente y no siempre el final resulta satisfactorio.

    Fuerza e ilusión para cambiar situaciones

    Bajo nuestra humanidad guardamos los desalientos, las luchas frustradas, las malas noticias que llegan de con quienes estamos todos los días. Los puntos finales y las paredes que no se pueden atravesar. Situaciones que rumiamos y masticamos todas las noches en nuestras casas, en silencio, para que no se apoderen de nosotros. Y, al día siguiente, podamos levantarnos con la fuerza e ilusión por cambiar esas situaciones y poder ayudarles en su proyecto de vida.

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