• El tratamiento psicológico del dolor

    El Autor

    Gema Martín de la Sierra

    Psicóloga General Sanitaria. Experta en Mindfulness para el tratamiento del dolor

    El dolor, nombre o apellido. Enfermedad en sí misma, o secundaria a otra enfermedad. Da igual, eso no cambia el hecho de que muchas personas están esperando una respuesta más global y eficaz.

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    Para que os hagáis una idea de su importancia, tenéis que saber que el 18% de la población española vive con dolor crónico, un porcentaje que alcanza al 37% en la infancia y el 70% en los mayores de 65% años. Dos de cada tres pacientes son mujeres. (Sociedad Española del Dolor, 2020)

    Las consultas por dolor suponen el 50% de las visitas a atención primaria y de ellas, un 25% son debidas al dolor neuropático, el que más complicación tiene en el tratamiento, por su complejidad y la forma en que lo experimentan. La psicología, no está en atención primaria, es una de nuestras reivindicaciones desde hace años.

    Que importante y personal es como se experimental el dolor. El dolor es una experiencia sensorial y emocional, como dice la International Association for the Study of Pain (IASP).

    El dolor hoy incapacita a muchas personas para la realización de actividades básicas de la vida diaria y, para el disfrute de casi cualquier actividad. La vida pierde calidad y muchas veces sentido.

    A veces la experiencia de dolor se da en ausencia de daño en los tejidos (al menos no se identifica); A veces el dolor se experimenta en ausencia del miembro amputado (dolor del miembro fantasma). Esto ocurre porque más allá del tejido dañado, nuestro cerebro participa en esa respuesta. Nuestro cerebro emocional y su memoria. Redes de memoria y modificaciones en las conexiones de nuestra corteza somatosensorial. La corteza somatosensorial tiene un mapa de nuestro cuerpo, de cada parte, de cada órgano. Aunque ya no exista ese órgano, el cerebro guarda una representación del mismo y las conexiones reproducen la respuesta de dolor ante un miembro amputado.

    Esta compleja experiencia sensorial y emocional, exige una respuesta integral: tratamiento médico, psicológico e incluso social. Porque hasta la respuesta que da la sociedad influye en la experiencia de dolor.

    Lupus, fibromialgia, enfermedad de Crohn o cáncer

    He utilizado Mindfulness y terapia de Aceptación y Compromiso en consulta (entre otras técnicas). Lo he utilizado en personas con dolor por Lupus, fibromialgia, enfermedad de Crohn, dolor secundario a tratamiento por cáncer, dolor crónico en general. El dolor también se experimenta tras episodios mantenidos estrés (nuestro asesino silencioso), y si no, que se lo pregunten a nuestros sanitarios; que se lo pregunten a las personas mayores que viven en una residencia. He tenido el honor de atender las durante la pandemia, gracias al Colegio Oficial de la Psicología en CLM.  

    El dolor, de lo pasado; el dolor de la pandemia presente en esos momentos con su aislamiento y falta de contacto emocional; el dolor de un futuro que podría no llegar y se mostraba desolador. El Mindfulness les ha permitido mantenerse en el presente y al hacerlo, liberar sufrimiento crónico, ese  que surge de  engancharse al dolor del pasado y del futuro cuando vamos con la mente más allá del momento presente.

    Influencia entre cuerpo y mente

    Cuando llegas a consulta con dolor, te tratan disociadamente como si sólo fueras tu cuerpo. Cuando te quejas de dolor emocional, (el que menos se escucha), te dicen:

    “no pasa nada, eso es sólo psicológico.” ¿Qué pasa, que lo psicológico es menos real?

    ¿Lo psicológico lo provocas tú a voluntad y a voluntad puedes pararlo?

    Poco saben de la interacción y de la influencia recíproca entre mente y cuerpo quién piense esto. Profesional o lego.

    Lo psicológico forma parte de la experiencia del dolor y también puede dañar el cuerpo. Entonces, porque tratamos de forma disociada.

    Las emociones que no encuentran salida harán llorar a nuestros órganos

    Hace mucho que aprendí que las emociones que no encuentran salida harán llorar a nuestros órganos (que se lo digan a nuestros sanitarios en esta etapa COVID). Hace mucho que aprendí que los órganos pueden hacer llorar a las emociones.

    No podemos disociarnos de lo que somos. Somos seres biopsicosociales, por ello el tratamiento del dolor debe ser integral: médicos, psicológico y social.

    La Neurociencia Cognitiva y afectiva, estudia los correlatos neurobiológicos de los pensamientos y emociones. En sus estudios pone de manifiesto que hay interacciones mente-cerebro que, modifican su arquitectura y funcionamiento, como el miembro fantasma.

    Mindfulness

    El Mindfulness también lo hace en la respuesta al dolor: la mejora, la modula y modifica redes de memoria que a veces tienen un peso considerable en la respuesta al dolor.

    La teoría de la doble compuerta (“Gate Control”) en el procesamiento del dolor de R. Melzack y P. Wall, médicos (1965), nos abrió la puerta para que formáramos grupos interdisciplinares, incluida la psicología en el tratamiento del dolor. Afirma que los estímulos no dolorosos, cierran la puerta a los estímulos dolorosos, evitando que la sensación dolorosa viaje al sistema nervioso central. Por tanto, la estimulación no nociva, es capaz de suprimir el dolor.

    No sé a qué estamos esperando. Hay muchas personas que esperan a que su dolor físico y emocional les permita llevar una vida con el mejor estado posible de salud.

    Tratamiento integral

    El mejor estado posible de la salud, dadas las circunstancias y lo que sabemos, requiere un tratamiento integral: Biopsicosocial, como la definición de Salud que dio la OMS en 1984.

    La psicología ha recorrido un amplio camino en la investigación, por eso es una disciplina científica. Hoy hay profesionales de este campo que te pueden ayudar a modular esa respuesta al dolor, haciendo que tu experiencia emocional sea menos intensa y menos estresante. No es poco, ¿verdad?

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    «Tengo un máster en dolor»

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