• Tribulaciones en un hospital sin camas

    El Autor

    Vicente Calatayud

    Jefe del Servicio de Neurocirugía del Complejo Hospitalario de Albacete

    Son las 7,50 de la mañana cuando como cada día entro por la puerta de urgencias del hospital dirección a mi despacho, donde me pondré la bata para a continuación comenzar a las 8 de la mañana con el pase de visita a los enfermos hospitalizados y comentar con el resto del equipo las incidencias de la guardia del día anterior.

    Este es el comienzo de una jornada ordinaria, que en las últimas semanas, sobre todo en las dos últimas, viene marcada por un hecho que a todos nos ha pillado desprevenidos, la falta de camas, ese acontecimiento terrible, que descontrola toda nuestra actividad, todas nuestras programaciones, todas nuestras previsiones de posibles cirugías programadas porque no tenemos sencillamente donde ubicar a nuestros pacientes.

    Estamos desbordados por procesos gripales que superan las previsiones de cualquier medicina preventiva, sin embargo, si analizamos los hechos más detenidamente quizás y solo quizás, sí podríamos entender que nuestro hospital se queda pequeño, y tenemos que recurrir a la tercera cama, esa cama que nuestra gerente del Sescam cerró el verano pasado, tenemos que aceptar que nuestras camas de críticos se colapsen y no podamos tratar aquello que solo en nuestro hospital puede tratarse, porque somos un hospital de tercer nivel, de los que se suponen son referencia de una zona, porque tienen especialidades complejas, Cirugía Torácica, Cirugía Maxilofacial, Neurocirugía, Radiología Intervencionista, Cirugía Pediátrica… etc. referencia en concreto de toda la provincia de Albacete y Cuenca, donde encontramos los hospitales General de Villarrobledo, General de Almansa, General de Hellín y General de Cuenca, además de asumir sus patologías complejas que nos tienen que derivar, ninguno de esos hospitales nos descarga de procesos más o menos banales y que podrían asumir.

    Somos el final de una escalera que para nosotros no tiene retorno, asumimos y en muchas ocasiones difícilmente podemos derivar a los pacientes que nos llegan de dichos hospitales

    Los que crearon y gestionan estos hospitales se les olvidó y a diario se les olvida, que para que podamos seguir realizando la labor de un hospital de tercer nivel, aunque todos sean generales, los demás no dejan de ser lo que antiguamente se denominaban hospitales comarcales, y tienen que ser soporte de un hospital de tercer nivel.

    No podemos dejar de atender patologías graves que solo podemos tratar nosotros por un colapso de camas cuando nuestros hospitales circundantes tienen camas y plantas cerradas. Nuestros gestores tienen que asumir la diferencia en las categorías de los distintos hospitales por muy General que aparezca delante del nombre del respectivo hospital. No podemos perder horas de quirófano, cuando tenemos las listas de espera  que tenemos, cuando en nuestra provincia tenemos hospitales con camas cerradas. Nuestras urgencias no pueden colapsarse por afluencia de pacientes que no pueden ingresar en camas de hospitalización.

    Nuestro hospital se ha quedado pequeño a todas vistas, y los famosos Generales que nos rodean, nos dejan solos en una batalla que nos concierne a todos

    Para que un hospital de tercer nivel funcione correctamente precisa, necesita del apoyo y colaboración de los hospitales de su entorno.

    Los gestores que dotaron los hospitales de nuestro entorno, los que después hicieron los recortes, y los que han venido después, se olvidan que nuestro viejo y destartalado hospital es la clave de la buena sanidad de esta provincia y de la formación de nuestros futuros profesionales de la sanidad.