• Uno de cada cuatro partos acaba en cesárea

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    Los hospitales públicos tratan de avanzar en la ayuda a la lactancia. Fotografía: Sescam

    Los profesionales del Hospital General Universitario de Albacete atendieron el año pasado 2.171 partos, de los que 537 fueron por cesárea y 1.634 por vía vaginal. La tendencia hacia un parto cada vez más humanizado lleva ahora a las madres a pedir que haya un contacto piel con piel inmediato, si no puede ser con la madre, con el padre, aunque el nacimiento se haya producido por cesárea.

    Y es que los cambios se complican dependiendo del tamaño del hospital y del número de partos que se presenten. La provincia de Albacete cuenta con cuatro hospitales públicos para atender los más de 3.400 partos que se registran al año. La presión asistencial, la matrona o el ginecólogo responsable pueden convertirse en una variable. No es lo mismo dar a luz en Albacete que en Hellín, Almansa o Villarrobledo. En cualquiera de los escenarios, madres como las de la asociación Dame teta reivindican “humanizar” el parto.

    En Hellín se procura que madre e hijo estén solos en la habitación, lo que significa que la primera noche, la más complicada, tienen intimidad y silencio para descansar y familiarizarse, si lo desean, con la lactancia. En Albacete, esta situación es prácticamente inviable. También hay más silencio y espacio tanto en Villarrobledo como en Almansa.

    En todos los hospitales se trata de no separar a la madre del hijo, pero todo depende de las circunstancias. Asimismo, los cuatro intentan evitar el rasurado, el enema y la episiotomía, pero lo que en Hellín ya es una costumbre en Albacete es una elección que no siempre se respeta, de ahí que se recomiende a las mujeres que pidan el plan de parto en su centro de salud, donde podrán pensar con tranquilidad cómo quieren que sea el alumbramiento.

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    El padre también debe colaborar en la humanización del parto.

    Lorena Perales, socia de Dame Teta, dio a luz por cesárea en el Hospital General. Agradece el trato que recibió por parte de todos los profesionales, desde el cirujano hasta el auxiliar que la lavó, pero le hubiese gustado que su marido hubiese estado presente y que al niño lo hubiesen abrazado su marido o ella. Mercedes Martínez, sin embargo, sólo se llevó buenos recuerdos de la matrona. Pero la experiencia depende del momento, ya que otra madre, María Calabuig, no cambiaría nada de su parto en el General.

    Eso sí, la humanización del parto guarda relación directa con los centros pequeños. María Teresa Morenate, por ejemplo, dio a luz en el Hospital de Hellín. Tiene el mejor de los recuerdos. Iba informada y con su plan de parto, aunque, al final, tuvo que ser una cesárea, permitieron que el padre abrazara al niño hasta que se ella se recuperó.

    En cualquiera de los casos, las madres coinciden en el papel fundamental de la matrona. Pedro Manuel Escribano trabaja en el Hospital de Hellín, donde el rasurado y el enema son historia. Además, en su caso, como matrón evita la episiotomía. Escribano aún recuerda cuando madre e hijo se separaban por sistema. Hoy se hace todo lo posible para que ambos estén piel con piel desde el primer momento. No obstante, en los hospitales públicos aún queda camino por recorrer.