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Más de 7.000 docentes de Castilla-La Mancha estrenaron vacunación el Domingo de Ramos
El Nuevo Hospital de Toledo amanece imponente en el Polígono de la capital regional. Observándolo es inevitable recordar el Hospital Enfermera Isabel Zendal. Ambos son nuevos y los dos vienen con polémica. El madrileño por su rápida apertura y el manchego justo por lo contario. Sea como fuere, el uno y el otro vienen a contribuir a la mejora de la atención sanitaria, tan necesaria en estos momentos. Bienvenidos sean.
Cuarto día de vacunación
La mañana está fresca y es Domingo de Ramos, pero poco importa a nuestros impacientes protagonistas. A las 9 en punto de la mañana se inicia el cuarto día de campaña de vacunación a los docentes de Castilla-La Mancha. La zona de Urgencias del flamante hospital toledano recibe al claustro del CEIP Ilarcuris de Illescas. Ha sido citado a primera hora y sus miembros se amontonan en corrillos y hablan alto. Están emocionados porque por fin llegó el día. Ni la paralización temporal de AstraZeneca, con las dudas generadas, ni las vacaciones de Semana Santa han podido detener las ganas de vacunarse de este colectivo reconocido como esencial.
Francisco Javier Rubio es tutor de Primaria en este colegio y reside en Bonete (Albacete). Ha venido acompañado de su padre y el madrugón para recorrer los 305 kilómetros que separan su pueblo del hospital le ha merecido la pena. Se vacuna porque quiere “poner su granito de arena para que pare la pandemia” y porque se considera un “privilegiado al poder vacunarse siendo tan joven”. Otra de las razones esgrimidas es para proteger a sus padres. Aquí coincide con Gabriel Belmonte, el profesor de Educación Física del centro quien asegura que la incertidumbre generada en las últimas semanas le provocó recelo. Finalmente ha decidido vacunarse y está esperanzado. Estar vacunado le genera tranquilidad, “sobre todo a la hora de visitar a mis padres”.
“Creo que vacunándome protejo a los que tengo alrededor”
Al frente del claustro está Juan Antonio Arranz, director del CEIP Ilarcuris. Cree que la vacunación es “fundamental para la sociedad” y la única forma de acabar de una vez con esta pandemia. Mientras espera su turno pacientemente, inmortaliza a los compañeros con el móvil en un día que quedará sin duda en el recuerdo de estos educadores. Una de las maestras que posan es Consuelo Cárceles. Reside en Madrid y con su conveniente certificado ha cruzado el cierre perimetral entre comunidades para vacunarse. “Creo que vacunándome protejo a los que tengo alrededor. No solo a mis padres que son mayores sino a todos los niños que trato a diario y que requieren también esa protección”, replica sonriente al ser preguntada por sus motivos.
Tres meses para la segunda dosis
La fila avanza paulatinamente siguiendo el protocolo sanitario: mascarilla, distancia, temperatura, entrega de documentación y vacunación. Después de la inyección unos minutos sentados para comprobar que no hay reacciones y unos consejos médicos para los días posteriores. Los maestros van desfilando de vuelta a la calle con caras de satisfacción. De momento no ha habido problemas ni reacciones y esperan que así siga siendo en los próximas días. En tres meses les citarán para la segunda dosis que les llevará a completar la tan ansiada vacunación. Será un gran halo de esperanza en un año muy duro para el sector educativo.
Los corrillos de despedida se deshacen y los maestros van abandonando el lugar con la esperanza de unas vacaciones de Semana Santa tranquilas. Quién les iba a decir hace un par de años que hoy pasarían el Domingo de Ramos más “santo” de sus vidas, ¡santas vacunas!
