
Después de 37 años de ejercicio, los últimos 15 entre China, Holanda, Italia, África y Albacete, el oftalmólogo José Ramón Villada Casaponsa se jubila, aunque lo hace a medio gas, porque se ve incapaz de pasar de cien a cero de un día para otro. Deja los quirófanos y la consulta, pero sigue investigando en la universidad por la mañana y teletrabajando por la tarde.
El Dr Villada Casaponsa ha repartido su trayectoria laboral entre Inglaterra, Holanda, Italia, China, África y Albacete
¿Y cómo teletrabaja un oftalmólogo? Pues conectándose al ordenador para seguir las operaciones de sus compañeros de Clínica Baviera en España e Italia, de manera que pueda ir resolviendo cualquier duda en directo durante las intervenciones.
Y es que este médico no es sólo el oftalmólogo más internacional de Castilla-La Mancha. Además, fue quien trajo de Inglaterra hace décadas la técnica que aún hoy se utiliza para la cirugía de cataratas. Después de estudiar Medicina en Madrid, se especializó en Inglaterra y siempre ha sido una referencia.
De hecho, después de pasar un lustro en Inglaterra, Villada Casaponsa pasó dos años en el Hospital de Hellín, convirtiendo al pequeño centro comarcal en el que más comunicaciones presentaba en los congresos. Así, en uno de aquellos encuentros científico, el Dr Alió se fijó en el albaceteño para que estuviera al frente del Instituto Oftalmológico, que más tarde pasaría a ser Vissum.
Llegó a tener su propia clínica en Albacete, pero la carrera profesional del Dr Villada dio otro giro a partir de 2008, cuando compaginó la Clínica Baviera de Albacete con su trabajo en Holanda, lo que lo tenía semana sí y semana no fuera de su casa. Es más, hubo una época en la que esa alternancia la mantuvo, pero entre Albacete y China, donde lo recibían como a un gurú de la oftalmología, como en España hubiesen acogido al mejor futbolista del mundo.
Su última etapa laboral también ha estado ligada a cambiar de país cada semana, pero entre España e Italia.
El infarto
Acostumbrado a trabajar e investigar, a viajar y, en definitiva, a no parar, hace año y medio su corazón le dio un toque de atención, un infarto le recordó que dejar los aviones y el quirófano igual no era mala idea. Y así ha hecho. Confiesa que en su casa piensan que trabaja lo mismo, pero él insiste en que ha bajado tanto el ritmo que casi que está tranquilo de más.
Además, en esta biografía de investigaciones, cirugías, viajes por todo el mundo y recibimientos propios de una estrella en China, José Ramón Villada aún ha tenido tiempo, y lo seguirá teniendo, para la ONG que fundó a finales de los años 90, Stop Ceguera, con la que ha devuelto la vista a cientos de personas abandonadas a su suerte en África.
Cercano, campechano, brillante e inquieto, este médico albaceteño, internacional cuando pocos se atrevían, cambió el ritmo el 1 de enero, eso sí, difícilmente se desligará de todo.