• Adiós en Hematología

    juancarlos“La sangre es vida”. Sin ella, un hospital no podría funcionar. Pues bien, durante un cuarto de siglo, el doctor Juan Carlos Gómez García ha estado al frente del Servicio de Hematología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete. Ha llegado a coordinar a un centenar de trabajadores y ha luchado por su equipo y por sus pacientes. Ahora se jubila con el compromiso de “devolver horas a mi familia”.

    Le impresionan la bondad de Mari Carmen de Huéscar, presidenta de la Hermandad de Donantes de Sangre, y el valor del tiempo. Este hematólogo no da dos pasos por la calle sin que le saluden pacientes que han sobrevivido a enfermedades muy graves, pero también ha visto como la vida se puede ir en un suspiro, de ahí que esté dispuesto a dejar paso a las nuevas generaciones sin nostalgia. Ahora le toca viajar, jugar al golf y disfrutar de los suyos.

    Nacido en Puerto Lumbreras (Murcia), pertenece a la tercera promoción de la Facultad de Medicina de Murcia. Hizo la residencia en el Hospital de Cartagena, pasó cuatro años en el Hospital de Yecla y se presentó a una oposición nacional, con publicación en el BOE incluida, para ser jefe de servicio. Así, en septiembre de 1990, en plena Feria, llegó a Albacete con el mejor de los equipajes, su mujer y sus dos hijos.

    Se encontró con un equipo pequeño que hacía muy bien lo que podía. Pero la patología aguda se tenía que marchar fuera. Ahora, la práctica totalidad de los pacientes se tratan en Albacete. Eso sí, detrás hay mucho trabajo y un equipo que, según insiste el doctor Gómez García, siempre ha respondido. En 1994, Hematología consiguió las habitaciones de aislamiento y, en 2002, los trasplantes autólogos de médula ósea.

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    Equipo. Fotografía de familia del Servicio de Hematología.

    Este médico ha intentado tratar a los pacientes como le gustaría que lo trataran a él. De hecho, en las dos ocasiones que ha estado ingresado ha “sugerido” mejoras. Dice que la puerta de su despacho “siempre ha estado abierta”, lo que no ha impedido que haya pasado por épocas muy duras, como los últimos recortes, cuando le amortizaron tres plazas en su servicio que aún hoy no se han recuperado o cuando le quitaron residentes.

    Y lo que son las cosas, él fue quien sugirió que se pidiera un número para el Hospital General. Cansado de dar la dirección de calle de Hermanos Falcó “sin número”, su sugerencia prosperó y consiguió que el Ayuntamiento le diera el número 37.

    En 26 años, ha vivido momentos imborrables y otros muy complicados, pero deja un equipo joven y bien formado, en el que todas las personas son fundamentales, y del que no duda que cogerá el testigo mientras él, con su humor murciano, “devuelvo tiempo a mi familia, juego al golf- aunque cada vez lo haga peor-, viajo todo lo que puedo y compro tiempo, que es más valioso que el oro, porque es vida”.

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    Este es el mensaje que ha colgado hasta el último día en el despacho de Juan Carlos Gómez.