• “En Medicina te cohíbe el independentismo”

    Imagen de archivo.

    No se atreve a que se publiquen ni sus iniciales. Ni siquiera se puede decir el nombre de su facultad por si lo identifican. Un alumno manchego se plantea abandonar sus estudios de Medicina en Cataluña por miedo a un ambiente que se enrarece a pasos agigantados. 

    Ayer no pudo asistir a clase porque todas las facultades cerraron. No se podía acceder ni a las bibliotecas. Al salir de paseo con un compañero vieron una manifestación, con banderas españolas, de apoyo a la Guardia Civil y a la Policía Nacional. Mientras pasaban, se abrían los balcones al grito de insultos y al golpe de cacerolas.

    Si hace cinco años se podía hablar con amigos independentistas de política, ahora se evita conversar con cualquiera que no sea de confianza por miedo a represalias. Y, mientras los alumnos de Andalucía o Castilla-La Mancha hablan en privado de la situación, italianos y portugueses no dan crédito a cómo se divide España mientras en su país van a una.

    Este estudiante de Medicina dice que no tiene miedo a una agresión física, pero, cuando acaba la jornada, después de disimular, aguantar callado comentarios que le molestan o ver cómo todo el mundo lo mira con recelo, llega a casa agotado.

    Él cree que en el ambiente en el que se mueve, entre el hospital y la facultad, no hay una mayoría independentista, pero nadie se atreve a hablar por miedo a represalias. “En Medicina te cohíbe el independentismo; el lavado de cabeza va a más; hay quien les sigue la corriente sólo por sentirse integrado; incluso quien miente sobre su lugar de nacimiento”.

    El catalán se habla dependiendo del profesor y en el ambiente hospitalario se reduce. Sin embargo, los españoles de fuera de Cataluña se sienten sospechosos desde hace meses, “hasta el punto de que te regalen un brazalete con la Virgen del Pilar con una bandera de España y no te atrevas a ponértelo”.

    En las redes sociales tampoco se pronuncia, pero lamenta que cada vez vea más difícil acabar el grado en Cataluña. “Se está sembrando un odio atroz. Hablar con libertad da miedo, aunque sólo sea de la necesidad de acabar con el odio y empezar de nuevo”.