• Cuidado con el efecto del calor en los fármacos

    El Autor

    Sara Mínguez

    Doctora en Farmacia por la Universidad de Castilla-La Mancha

    Desde hace algunos años, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad envía una nota informativa a los farmacéuticos comunitarios en la que nos advierte de la importancia de prevenir los efectos negativos del calor en los medicamentos y en los pacientes que los consumen. De este modo, nos hace responsables a los farmacéuticos de la divulgación entre la población que nos visita, de cómo puede influir el calor en el control del tratamiento de una determinada enfermedad y de la importancia de la conservación de algunos fármacos.

    Debido a las altas temperaturas, es muy importante el buen uso del medicamento. El calor es un factor a tener en cuenta por su posible influencia en terapias médicas de larga duración y en pacientes polimedicados, más aun si son de edad avanzada. Un ejemplo de ello son los medicamentos que pueden aumentar una situación de deshidratación o un golpe de calor, como serían algunos diuréticos y antihipertensivos, en los que las pérdidas de agua diarias se vean aumentadas, añadidas a la sudoración. También algunas drogas, como por ejemplo el alcoholismo crónico, pueden bajar más de la cuenta la presión arterial y agravar los efectos del calor.

    Es por ello que es recomendable controlar el estado general del paciente, manteniendo las condiciones higiénico-dietéticas, como la hidratación o evitar la sudoración excesiva. También es aconsejable la medida frecuente de la tensión arterial y de la frecuencia cardiaca. Con todo ello, es igualmente función del farmacéutico identificar qué medicamentos pueden verse alterados dentro del organismo a consecuencia de los cambios fisiológicos con los que el cuerpo se adaptará a las altas temperaturas y a las condiciones de calor.

    El Departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) también ha elaborado una revisión en la que incluye información para la buena conservación de los medicamentos. En este caso, cabe destacar que serán los supositorios, óvulos o cremas los productos médicos más sensibles a las altas temperaturas. Y es en estos casos será el propio consumidor quien, a través del aspecto físico del medicamento, determine si ha mantenido su estabilidad o no. Los medicamentos con apariencia externa visiblemente modificada no deberíamos consumirlos. No menos importante es la conservación de los medicamentos termolábiles (en especial los que hemos de almacenar entre la temperatura de 2º C y 8º C) durante un viaje, siendo imprescindible la utilización de un embalaje isotérmico refrigerado.