• La “conexión Burkina” toma fuerza

    Han sobrevivido a una condena a muerte. Cantogui y Mariam se recuperan de una operación a corazón abierto en la Institución Sagrado Corazón, en El Cotolengo, donde los voluntarios las cuidarán hasta que puedan regresar a Burkina Faso. Las jóvenes han pasado ocho días ingresadas en el hospital Quirón de Albacete, donde, en virtud de un convenio con la ONG Recover, las ha intervenido el cirujano cardiaco Gonzalo Aldámiz.

    El doctor Gonzalo Aldámiz con las dos jóvenes en el momento de recibir el alta hospitalaria.

    Con 17 y 28 años, estas jóvenes sufrían las consecuencias de haber pasado fiebres reumáticas en su infancia sin tratamientos antibióticos. Si no las hubiesen intervenido, habrían ido debilitándose hasta que su corazón no hubiese aguantado más. Y es que les han tenido que cambiar dos válvulas.

    Su historia es la de miles de jóvenes en su país, pero desde hace una década, Albacete, con el doctor Aldámiz a la cabeza, trabaja para que el destino de los enfermos cardiacos de Burkina Faso cambie.

    Todo empezó cuando la Diócesis de Albacete trajo a un seminarista de Burkina Faso para que completara sus estudios en la provincia. Aquí le diagnosticaron una grave dolencia cardiaca. La intervención que necesitaba este paciente tuvo lugar en la entonces Clínica Recoletas con el doctor Gonzalo Aldámiz Echevarría como cirujano cardiaco.

    Los problemas surgieron cuando el joven tuvo que regresar a su país, donde prácticamente no había especialistas que lo pudieran controlar. A raíz de aquel caso, comenzó a gestarse la ‘Conexión Burkina’. El doctor Aldámiz pretendía traer a los enfermos hasta Albacete y operarlos. Pero hacía falta dinero para los billetes, voluntarios para la convalecencia y un lugar para atenderlos después de que recibieran el alta hospitalaria.

    La Fundación Recover se prestó a colaborar tanto para formar a los médicos burkineses como para traer pacientes hasta la clínica albaceteña.

    Conchi Tomás, a la derecha, es también el alma de esta iniciativa. Domina el francés, fundamental para hablar con los pacientes burkineses, y es el enlace tanto con la Institución Sagrado Corazón como con la parroquia de San José.

    Desde hace una década, Quirón ha sufragado los gastos del quirófano y el ingreso. Los billetes se han pagado con donaciones anónimas, así como la Parroquia de San José, la Diputación Provincial, la Fundación e, incluso, africanos adinerados, que son pocos, pero los hay.

    Durante la convalecencia, colaboran en el cuidado de los pacientes la parroquia de San José y religiosas de la Diócesis. Asimismo, lo que se consideraba más complicado, la estancia de cuatro semanas hasta reunir fuerzas para volver a viajar, la asume la Institución Sagrado Corazón.

    El doctor Aldámiz mantiene el contacto con los médicos de Burkina y viaja tanto para contrastar el diagnóstico de los futuros pacientes como para comprobar cómo están los ya operados. De hecho, volverá en febrero.

    Tras un paréntesis por el miedo al ébola, desde hace un año, la “Conexión Burkina” ha vuelto a cobrar fuerza.