• Lo que nos dicen los huesos

    El Autor

    José Joaquín Alfaro Martínez

    Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete

    He tenido la oportunidad de analizar los restos óseos hallados en la campaña de excavaciones arqueológicas del verano de 2017 en la Peña del Castillo, en Peñas de San Pedro, y  presentar una aproximación a su estudio en las II Jornadas sobre recuperación y revalorización del Patrimonio Cultural organizadas por la Facultad de Humanidades de Albacete.

    Si hoy visitamos un cementerio veremos que, afortunadamente, las tumbas infantiles recientes son muy minoritarias; sin embargo, entre los restos óseos de la Peña del Castillo el número de restos de niños está casi a la par con el de adultos. Hay que tener en cuenta, además, que los huesos de los niños pueden deteriorarse y desaparecer antes que los de adulto, por lo que puede haber una infravaloración de restos óseos infantiles.

    Aunque el registro sistemático de nacimientos y defunciones no se generalizó hasta finales del siglo XIX, se dispone de datos del siglo XVIII de algunos lugares como la ciudad de Breslavia, hoy polaca y entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico, que nos muestran que casi la tercera parte de los nacidos morían antes de cumplir el año de edad, y la mitad morían antes de cumplir los 14 años.

    En el siglo XVIII la mitad de los niños morían antes de los 14 años

    ¿Pero de qué morían los niños en la Edad Moderna e inicios de la Edad Contemporánea? Son escasos los registros donde conste la causa de la defunción. Un estudio referido a la ciudad del Ferrol a mediados del siglo XIX nos indica que más de un 40% de los niños morían de enfermedades digestivas, esto es, gastroenteritis, causadas fundamentalmente por la ausencia de sistemas de saneamiento de aguas, y un número similar de sarampión, tosferina y viruela.

    Hoy en España la principal causa de mortalidad en niños, si excluimos las de causa perinatal y las derivadas de malformaciones congénitas, es el cáncer, seguida por los accidentes, mientras que la mortalidad por gastroenteritis, sarampión o tosferina es nula o testimonial.

    La viruela hace años que fue erradicada gracias a la vacunación

    Si hoy mueren muchísimos menos niños que hace 200 o 300 años es gracias a los enormes avances en Salud Pública, y en menor medida al progreso de otras ramas de la Medicina como la antibioterapia o el desarrollo de los cuidados perinatales. Si atendemos a los datos de mortalidad de niños en el Ferrol veremos que casi la mitad de los fallecidos se podrían haber salvado si la ciudad hubiera dispuesto de un sistema moderno de saneamiento de aguas, y otros tantos si en aquella época hubieran existido las vacunas que hoy están incluidas en el calendario vacunal.

    Sirvan estas líneas para poner de manifiesto cómo la vacunación infantil (pese a los ataques de todo tipo que últimamente recibe) contribuye cada año a salvar miles de vidas  y cómo el estudio de la Historia, el conocer el pasado, nos puede ayudar a entender y valorar el presente y encarar el futuro, también en Medicina.