• Una sanidad cada vez más maltratada

    El Autor

    Vicente Calatayud

    Jefe del Servicio de Neurocirugía del Complejo Hospitalario de Albacete

    “Cambio y progreso”. Así definen nuestros políticos las nuevas opciones para la sociedad española, cada vez que salen en los medios de comunicación, proponiendo alternativas a la sociedad, sin ser conscientes, o quizás sí, que cada uno de ellos está anclado en propuestas inmovilistas, incapaces de cambiar para conseguir un progreso en beneficio de todos.

    En nuestra comunidad se habla, por parte de nuestros gestores, de un cambio en la sanidad, un cambio que suponga dignificar la enfermedad, un cambio que suponga humanizar la misma, un cambio que suponga una disminución en la espera de los pacientes a los distintos tratamientos tanto médicos como quirúrgicos, un cambio en la espera de los tiempos para las pruebas diagnósticas, que hagan más rápido el diagnóstico y consecuentemente más rápido y eficaz el tratamiento.

    Todo ello sí supondría progreso, progreso porque indicaría que evolucionamos hacia una mejora importante en nuestra sanidad, cada vez más maltratada, al menos es la percepción que muchos de los facultativos, del personal sanitario de nuestro hospital percibimos.

    (…) que las plazas se cubran realmente, con contratos dignos, no mes a mes, no por horas

    Un cambio en nuestro entorno quiere decir mejores condiciones  laborales, contratos acorde a las demandas actuales de la sanidad, un cambio en el que las plazas se cubran realmente, con contratos dignos, no mes a mes, no por horas, un cambio supone no amortizar las plazas de las personas que se jubilan, un cambio significa conocer las necesidades de la sanidad de nuestro entorno.

    Un cambio es dotar a nuestro hospital con los medios técnicos necesarios para que se puedan hacer las pruebas  diagnósticas de forma rápida, que la tecnología sea acorde a la de nuestras comunidades colindantes, un cambio sería que alguno de nuestros hospitales de la regional dispusiera, por ejemplo, de la posibilidad de hacer TAC intraoperatorio, mejor sería de RMN, pero si en toda la comunidad no disponemos de una de 3 teslas, de qué estamos hablando.

    Un cambio supondría que la dotación de nuestros quirófanos estuviera a la altura de sus profesionales y de la gravedad de las patologías que se tratan para no tener que estar haciendo malabares entre las distintas especialidades.

    Un cambio supondría dar una información real a los ciudadanos y a los profesionales de la sanidad, no utilizar las listas  como arma arrojadiza entre las distintas fuerzas políticas, sino sentarse conjuntamente y buscar soluciones reales que las hay.

    Un cambio es reconocer que la sanidad es cara, que los tratamientos son caros, que las pruebas diagnósticas son caras, y así hacérselo entender a la población, para que entienda que si bien el acceso a la sanidad queda gratuito e universal, no es gratis, que nos cuesta a todos mucho dinero y esfuerzo, la sanidad no debe ser una arma demagógica.

    Un cambio supondría una planificación sanitaria, una planificación hospitalaria, una planificación universitaria, como es posible hablar en nuestra región de una tercera facultad de medicina sin que salten las alarmas.

    Un cambio en definitiva es que nuestros gestores, los que hablan del cambio, cambien y accedan a pactar con los profesionales de la sanidad

    Entonces si hablaremos de progreso, entonces sí estaremos  humanizando la sanidad, dignificando al paciente, dignificando la sanidad y a los profesionales de la misma, hasta entonces hasta ese momentos todo serán  palabras huecas, vacías de contenido que solo servirán para llenar espacio en los medios de comunicación.

    Terminaré mencionando a mi amigo Enrique cuando dice:

    “Estar vivo es saber que aquella historia, que contaba un idiota, no ha terminado aún, que dos niños la siguen susurrando al pie de la escalera, por la que suben todos nuestros sueños. Al fondo está el desván de la esperanza, donde la duda tiembla, se agazapa y espera sorprendernos. Estar vivo, quizá, no es más que el humo de la hoguera que hicieron los dioses aburridos” (EGT Contrafabula 1972/2004).