• Párkinson: no hay nada imposible

    El Autor

    Lola Játiva

    Presidenta de la Asociación de Familiares y Enfermos de Párkinson

    Si hace unos años alguien me hubiera dicho que haría lo que estoy haciendo, no lo creería. Y si alguien me hubiera dicho que tendría lo que tengo, menos todavía.

    Pero hoy si alguien viene y me cuenta lo que yo podría hacer o lo que me podría pasar dentro de unos años , o tal vez mañana, no sé lo que haría, pero desde luego no me reiría ni pensaría que sería imposible.

    El párkinson esa enfermedad  de la que todo el mundo ha oído hablar, incluso quién no ha bromeado diciendo tengo párkinson cuando por alguna circunstancia se ha puesto  a  temblar. Esta enfermedad en realidad es una gran desconocida, porque seguro que si le digo que pierdes habilidades tan sencillas y tan diarias como no poder lavarte los dientes, abrocharte un botón, escribir o pelar una fruta.

    párkinsonQue te produce tanta rigidez que el dolor es casi constante. Que te hace encorvarte con lo que tu punto de gravedad cambia y estás más tiempo en el suelo por las caídas que andando, principalmente porque hay momentos que tus pies no los puedes levantar del suelo, que te paralizan al pasar por un sitio estrecho como una puerta o un pasillo. Que tu voz se torna más débil, que tu rostro se vuelve inexpresivo, que tienes trastornos de ansiedad, depresión y disminuye la libido.

    Insomnio, pesadillas, estreñimiento, sudoración, eccemas, disminución del olfato, babeo, atragantamiento, demencia… y podría seguir enumerando todo aquello que una persona que tiene párkinson puede llegar a sentir en pocos o en muchos años, porque ya no es una enfermedad de ancianos. Y que dependiendo de muchos agentes externos como es el tiempo, el ambiente familiar, las preocupaciones, todas las  emociones te afectan y  puedes pasar en cuestión de segundos de ser una persona que se defiende por si sola, aunque a un ritmo más lento, a ser dependiente  total.

    Pues esta enfermedad es la que me diagnosticaron a los 41 años, hace ya 9 años. Y es por ello que  la palabra Imposible la borré de mi vocabulario, porque todo es posible

    Como  posible ha sido hacer el Camino de Santiago y recorrer más de 100 kilómetros andando, recorrer en tándem 70 kilómetros pedaleando de Murcia a Novelda o subir un volcán como es el Etna, a más de 3.000 metros de altitud.

    Como es posible, o al menos lo intentaré, hacer un nuevo reto. Recorrer  340 kilómetros en bicicleta.

    Aljecero (Murcia)-Lorca-Albos-Baza-Quintar-Pico Veleta (Granada).

    Nunca diré que me alegro de tener una enfermedad que no tiene cura. En  la que la medicación solo tapa los síntomas y que como diga de avanzar, avanza, pero sí digo que me alegro de las oportunidades, la experiencia, los momentos vividos y las personas que he conocido. Y porque he descubierto mi fortaleza física, humana y psicológica.

    En el año 2012 conocí a Ricardo, José, Pedro, Jon y Luis, un grupo de amigos que montaban en bicicleta y que llevaban algún tiempo ya haciendo rutas y luchando por lo mismo que lucho yo, el párkinson, acompañados por Damián y Carlos, dos ciclistas jubilados y retirados de su afición por esta enfermedad, pero que los acompañan en un coche de apoyo.

    párkinson

    Aunque por circunstancias personales dejaron de pedaleaba juntos, nunca dejaron ni la amistad ni la lucha que les hizo formar Bicisolidaria, y ahora de nuevo se reúnen.

    Por armadura llevarán  sus corazones, por escudo sus ilusiones y por armas sus palabras

    Volverán a recorrer pueblos y ciudades como caballero iniciando una nueva cruzada. Por armadura llevarán  sus corazones, por escudo sus ilusiones y por armas sus palabras. Recorrerán los caminos bajo un cielo abrasador, sus gotas de sudor se filtraran en la tierra, y como semillas germinarán haciendo que de sus raíces crezcan árboles de esperanza con ramas de ilusión. El polvo que levantarán a su paso y que se divisará desde cualquier rincón del mundo, irá avisando al destino que aunque no podamos elegirlo, sí la aptitud de enfrentarnos a él.

    Por eso, esta vez yo les acompañaré, volveré a sacar fuerzas de donde parece que ya no hay, volveré a sentir los daños que el esfuerzo me traerán, pero también sentiré la satisfacción de volver a ganar una batalla a la enfermedad y que hará que otros no dejen de luchar.

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