Mi experiencia en la educación me ha llevado a pensar que todos aprendemos de todos. En las primeras edades de nuestras vidas dicen que somos “esponjas” porque todo lo que vemos lo aprendemos, tanto lo mejor como lo peor. Y es que estas esponjas están mal aprovechadas.
En mi caso, como persona con discapacidad “de serie” o desde mi complicado nacimiento, he vivido la educación con plena normalidad en todos los aspectos. Al ser el único alumno en silla de ruedas tuve que emplear instintos que por ejemplo otros alumnos que estudian en centros de educación especial, respetando este tipo de educación, les es más difícil desarrollarlos.
La educación influye en el futuro de cada persona ya que abarca todas las facetas de la vida. En la discapacidad también es importante para el futuro tanto para la persona que la tiene como para la sociedad que nos rodea.
Por ello, pienso que el futuro está en la “educación inclusiva” creando aulas de educación especial para los más necesitados cognitivamente e introduciendo alumnos con discapacidad en las clases del colegio. Este futuro imaginario crearía una sociedad más moderna donde desaparecerían todos los tabúes de la discapacidad que existen actualmente.
¿Os imagináis un alumno en silla de ruedas jugando al fútbol con sus compañeros de clase? Yo sí me lo imagino por todas las gafas rotas que tuvieron que arreglar mis padres por parar los goles de mis compañeros.