La última víctima, de madrugada, ha sido el quiosco de la ONCE. Un día es la taquilla de un trabajador, otro es el móvil de una limpiadora, el ordenador de un paciente o un televisor. Los ladrones del Hospital General Universitario de Albacete son viejos conocidos del personal de seguridad y de la Policía Nacional, pero las detenciones tienen el mismo efecto que una puerta giratoria. En la mayoría de los casos ni entran en la cárcel, por lo que, tras la breve detención, vuelven a delinquir. Incluso los propios trabajadores del centro saben quiénes son.
Los graban las cámaras y los conocen. Pero los ladrones que se han aficionado al hospital saben que cualquiera puede entrar y salir sin identificarse ni dar explicaciones, moviéndose por las habitaciones de los pacientes e, incluso, por las zonas reservadas al personal. Además, no necesitan rincones apartados, han llegado a hacer palanca hasta abrir el quiosco de la ONCE, que está en la puerta de entrada al centro, dentro del recinto.
Una flauta travesera, un bolso, un ordenador portátil o móviles. Se llevan lo que encuentran y, aunque acaban detenidos, en cuanto pueden, reinciden. Así, el jefe provincial de la Policía Nacional en Albacete, José Francisco Roldán, ha explicado que la seguridad del hospital es eficaz, de ahí que los ladrones se detengan una y otra vez. Sin embargo, controlar sus entradas y salidas es complicado con el flujo de gente que tiene un centro donde no se limitan las visitas.
La seguridad del hospital los retiene, la Policía Nacional los detiene y llegan a declarar ante el juez, pero si se trata de un hurto, es decir, si no ha habido violencia o intimidación, si no han roto nada en el momento de llevarse lo que no era suyo, estarán en libertad hasta el día del juicio. El abogado Antonio Manuel Núñez-Polo ha explicado además que si el objeto que se han llevado vale menos de 400 euros es un hurto con una pena ínfima. En la mayoría de los casos, todo se resuelve con un arresto domiciliario.
Dos de los detenidos han reincidido en una treintena de ocasiones
Con este panorama, no hay mes que hospitales como el de Albacete no sufran algún «hurto». Se ha llegado a dar el caso de robar un ordenador portátil de una habitación mientras familiares y pacientes dormían. A cualquier hora y en cualquier momento, como no temen a las consecuencias, los amigos de lo ajeno pueden aprovechar los descuidos, de ahí que el personal sanitario siempre insista en no dejar nada de valor al alcance.
El último robo lo ha sufrido el quiosco de la ONCE
Los últimos detenidos, J. E. O. M., de 22 años, y D. C. C., de 38 años, los arrestaron el mes pasado. Ambos acumulaban más de una treinta denuncias, la mayoría por hurtos dentro del Hospital General.