• Cuando la osteoporosis no viene sola

    Médicos internistas de todo el país se han congregado en la XVII Reunión de Osteoporosis y Metabolismo Mineral de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), para novedades diagnósticas y terapéuticas en el abordaje de esta patología. Así como en el adecuado manejo de sus principales complicaciones y comorbilidades. Advierten que se trata de una patología ligada a la fragilidad. Y al proceso de envejecimiento. Tiene una tasa de prevalencia en la población general en España del 22,5% en las mujeres y del 6,8 % en los hombres mayores de 50 años.

    Cuando la osteoporosis no viene sola

    Más de una treintena de fracturas cada hora

    Es una enfermedad crónica y progresiva que acarrea la pérdida de la masa y la resistencia óseas. La carga de las fracturas por fragilidad ósea en los países europeos es mayor que la de muchas otras enfermedades crónicas (incluida la EPOC). Y solamente la superan la cardiopatía isquémica, la demencia y el cáncer de pulmón. En España, se producen, cada año, más de 285.000 nuevas fracturas por fragilidad (33 cada hora).

    En palabras de la Dra. Rosa Arboiro, coordinadora del Grupo de Trabajo de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (GTOMM) de la SEMI: “entre sus factores de riesgo están la edad, el sexo femenino, la fractura de cadera en progenitores, el haber presentado una fractura por fragilidad previa, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la falta de actividad física, el bajo peso, las enfermedades endocrinológicas e inflamatorias intestinales y los tratamientos como los glucocorticoides”.

    Otras patologías que suelen darse asociadas

    En relación a la complejidad de su tratamiento, cabe mencionar que, “en las personas de cierta edad, coexisten enfermedades muy frecuentes como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la insuficiencia renal o la EPOC, siendo el internista el especialista ideal para tratar simultáneamente todos estos procesos, adaptando los fármacos a las necesidades del paciente pluripatológico”. Precisamente, en la jornada de este año se abordó de manera especial la osteoporosis en el paciente diabético y con EPOC.  Se estima que el 80% de los pacientes osteoporóticos presentan, al menos, una comorbilidad crónica de base.

    Algunos estudios han descrito, según destaca la Dra. Arboiro, una “prevalencia de osteoporosis entre el 24% y el 44% en la población con EPOC en varios países de todo el mundo”. Se desconoce la etiología de la pérdida de masa ósea en la EPOC; probablemente ésta sea multifactorial, incluyendo el sexo femenino, el tratamiento con corticosteroides orales o inhalados, el hipogonadismo, el tabaquismo, la falta de acondicionamiento físico, la deficiencia de vitamina D y la inflamación crónica.

    Consecuencias

    La consecuencia directa de la osteoporosis “es el aumento del riesgo de fracturas y el incremento de la incidencia de las fracturas por fragilidad”. Las fracturas de cadera, vértebra y antebrazo son las más frecuentes y suponen en su conjunto la mitad (50%) de todas las fracturas. La osteoporosis afecta a ambos sexos.

    “Una de las formas en las que afecta a la mujer después de la menopausia es la conocida como postmenopáusica. En el varón suele ser idiopática o secundaria a un amplio número de enfermedades, como determinadas endocrinopatías (entre ellas el hipogonadismo o el hiperparatiroidismo primario), el alcoholismo, enfermedades reumáticas, muchas neoplasias o su tratamiento (inmunosupresores o esteroides),  producidas por fármacos, (como las sales de litio o los anticonvulsivantes además de los esteroides ya mencionados) o secundarias a enfermedades como los accidentes cerebrovasculares o las paraplejias o tetraplejias”, explica la Dra Arboiro.

    Principales complicaciones

    En España, del total de fracturas que se producen, según los últimos datos disponibles, el 22 % son fracturas de cadera. En nuestro país, las fracturas por fragilidad constituyen la cuarta enfermedad crónica con mayor impacto. Tras una fractura por fragilidad en pacientes con osteoporosis, la mortalidad es de casi el 15 % al año. Si se añaden otras consecuencias a raíz de la fractura, como tromboembolismos, esta mortalidad asciende casi al 20% al año. En el caso de la fractura de cadera, a pesar de los avances para conseguir una cirugía precoz y unos cuidados postoperatorios óptimos, la mortalidad en el primer año tras la fractura de cadera sigue siendo elevada, de un 20%.

    En nuestro país, la tasa es de 176,8 fracturas de cadera por 100.000 habitantes. Alrededor del 70% de las fracturas de este tipo ocurren en mujeres y más del 40% en personas de 85 o más años. La repercusión funcional también es importante, pues un año después de la fractura de cadera el 40% de los pacientes siguen sin poder caminar por sí mismos, y el 80% tiene limitaciones funcionales que interfieren con las actividades básicas de su vida diaria (ABVD).

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