• Sarampión: de miles de casos a ninguno

    La primera vacuna de la historia fue, en 1796, la de la viruela. Sin embargo, en la provincia de Albacete y en Castilla-La Mancha el siglo de estos fármacos fue el XX y la fecha clave, 1989, año en el que se estableció el primer calendario oficial de vacunaciones, es decir, los ‘antídotos’ gratuitos que el sistema público de salud recomendaba para todos los niños. El paso de los años ha demostrado que estos medicamentos, que hoy se administran al 99% de los recién nacidos albaceteños, han dejado en cifras testimoniales enfermedades tan comunes en los años ochenta como el sarampión o la tosferina. Salud Pública no duda en insistir en que el calendario vacunal se debe seguir a rajatabla y la Organización Mundial de la Salud ya no sabe qué hacer para desmentir las falsas ideas acerca de la inmunización.

    sarampión albacete

    ¿Qué pasaría si la moda de renunciar a las vacunas triunfara?

    No hay que recurrir a elucubraciones para contestar. Las cifras hablan por sí solas. Se dispararía la mortalidad infantil por enfermedades más acordes con una novela de Galdós que con el siglo XXI. Regresarían virus y bacterias que da miedo hasta pronunciar, con sus dolorosos síntomas y el porcentaje de mortandad y secuelas que siempre les acompañó.

    Tosferina, polio, meningitis, rubeola, sarampión o varicela regresarían, irremediablemente, a pulular sin freno. Y es que las vacunas funcionan. Si en 1985 se declararon 2.660 casos de tosferina en la provincia de Albacete, lo normal es que al año se detecten uno o ningún caso. También ese año se registraron 5.440 enfermos de rubeola, patología de la que no se tuvo noticia de 2006 a 2010 y de la que solo se registró un caso en 2011. Incluso la poliomielitis ‘La polio’, hoy erradicada, podría despegar si se perdiera la inmunidad de grupo.

    Antes de que se vacunara de sarampión, se declaraban más de 8.700 casos al año solo en la provincia de Albacete

    Sin ir más lejos, el sarampión, al que las leyendas urbanas indultan, arrastra una tasa de letalidad de uno a tres casos por cada 1.000 contagios, lo que se traduciría en cifras dramáticas si se retrocediera a 1986, cuando no estaba en el calendario vacunal y se declararon 8.760 casos en la provincia. Tampoco hay que olvidar sus complicaciones, como las otitis, neumonías, diarreas y encefalitis.

    Calendario oficial

    Y es que a los niños de la provincia se les vacuna al mismo nacer, al mes, a los dos, cuatro, seis, quince y dieciocho meses, a los seis años, a los once, a los trece y a los catorce, tal y como marca el calendario vacunal de Castilla-La Mancha. Éste es el motivo de que estén controladas enfermedades que hace dos décadas afectaba todos los años a miles de albaceteños.

    Desde que la vacuna conocida como la triple vírica -sarampión, rubeola y paperas- empezara a administrarse en la provincia, a principios de los años ochenta, el número de casos ha descendido hasta el punto de poder hablar de la práctica eliminación de estas patologías. Si en 1985 se registraban en la provincia cerca de tres mil casos de sarampión, más de 5.500 de rubeola y tres mil de paperas, hoy el número es testimonial.

    • 1985, antes del calendario vacunal.
    • 2.660 casos de tosferina.
    • 5.440 de rubeola.
    • 8.760 de sarampión.
    • 3.000 de paperas.
    • Fuente: Boletín Epidemiológico. Provincia de Albacete

    La triple vírica se incluyó en los programas de vacunación de Castilla-La Mancha en 1981, administrándose a partir de los 15 meses de vida. Sin embargo, en 1985 aún se registraban picos muy altos de estas enfermedades. Fue en 1995 cuando se introdujo una segunda dosis del antídoto para los pacientes de 11 años, notándose desde los noventa un cambio radical. Finalmente, a partir de 1999, queda establecido que la triple vírica se administre en dos dosis, a los 15 meses de vida y a los 6 años, para hacer coincidir el método preventivo con el inicio de la etapa escolar.

    Las vacunas no son obligatorias

    Los Servicios Periféricos de Salud Pública controlan tanto las vacunas administradas en la sanidad pública como las que se ponen en la privada. Así, para su tranquilidad, tienen la certeza de que la vacuna frente a la poliomielitis, cuya primera dosis se administra a los dos meses, cubre al 99,36% de los recién nacidos.

    El sistema público, en este caso el Sescam, no puede obligar a nadie a vacunarse, pero sí informar, recordar y ofrecer todo tipo de facilidades. Y es que para que la vacuna funcione se debe inmunizar a todo el grupo. Además, incluir un fármaco en el calendario vacunal no se decide de forma arbitraria. Después de sopesar la incidencia de una enfermedad, sus consecuencias y el coste, llegan las decisiones. En 1998, por ejemplo, se incluyó la vacuna contra la haemophilus, una bacteria que genera meningitis. También es reciente la vacuna contra la varicela, que se administraba a los 11 años y que, ahora se pone a los niños de 15 meses.