• Una denuncia sanitaria con final feliz

    Jesús pedía ayuda en noviembre a este periódico porque, estéril tras un tratamiento de quimioterapia, el Sescam no sólo no le cubría una inseminación artificial, además no asumía el traslado hasta Albacete del semen que congeló en su día. Ahora, contra todo pronóstico, vuelve a ser fértil y espera su segundo hijo. El primero lo tuvo antes de que le diagnosticaran el cáncer y, una vez superado, no quería que su primogénito creciera sin hermanos. No obstante, el Sescam alegaba que, como este paciente ya tenía familia, la sanidad pública no asumía ni una inseminación ni el regreso de las muestras.

    Jesús recurrió al Defensor del Pueblo, al presidente de la Junta, a Atención al Paciente, a la Asociación Española Contra el Cáncer y a los medios de comunicación para denunciar lo que consideraba una injusticia, que, estéril por un tratamiento, la sanidad pública le negara los medios para tener más hijos. Sin embargo, no le quedó otra salida que pagar el traslado de las muestras y ponerse en manos de un centro privado de fertilidad.

    Su historia es la de un cúmulo de casualidades y aciertos médicos que le salvaron la vida. Cuando no notaba síntoma alguno, a los 32 años, la mujer de Jesús, que es enfermera, le aconsejó que se sometiera a un análisis de sangre rutinario para prevenir. Para su sorpresa, los resultados no fueron los esperados. A Jesús le diagnosticaron un mieloma múltiple, un cáncer que le obligó a pasar por numerosas sesiones de quimioterapia y un trasplante de médula.

    Cuando el joven se enfrentaba a la sesión más agresiva, su hematólogo le recomendó que congelara esperma si es que quería tener más hijos. En aquel momento no hubo problema alguno. Jesús viajó en dos ocasiones en las ambulancias del Sescam hasta el Hospital Ramón y Cajal, donde conservaron su semen.

    El mismo urólogo que certificó su infertilidad le tuvo que comunicar que, como ya tenía un hijo, el Sescam no cubría su problema. Desesperado y después de invertir 7.000 euros en tratamientos que no daban resultados, Jesús y su mujer recurrieron a Diario Sanitario para contar su caso, con la esperanza de que se buscara una solución tanto para ellos como para quienes en un futuro se vieran en la misma tesitura. En noviembre, la situación era desesperada, porque a los apuros económicos se sumaba el hecho de que las muestras se agotaban sin conseguir un embarazo.

    Las reclamaciones de este matrimonio albaceteño siguen su curso, pero ayer comunicaba a este diario que su historia, aunque tenga una injusticia de fondo, ha dado un vuelco, ya que Jesús ha completado su recuperación y, a los 35 años, espera el segundo hijo por el que llevaba meses luchando.