• Las medicinas no surgen por ciencia infusa

    El Autor

    Sara Mínguez

    Doctora en Farmacia por la Universidad de Castilla-La Mancha

    Quizás alguna vez se hayan parado a pensar cómo se desarrollan los medicamentos que se venden en las farmacias. No es fácil explicar porque algunas veces son pastillas pequeñitas y otras son más grandes, a veces son cápsulas de un solo color y otras de dos colores. Pero dejando aparte el color, textura y sabor, que será objeto de comentarlo en el futuro, voy a intentar sintetizar en este breve artículo el desarrollo de nuevos tratamientos.

    Los fármacos no aparecen en la farmacia por ciencia infusa, hay un sistema perfectamente articulado de trabajo detrás. Este trabajo, en gran medida, ha sido desarrollado por médicos y científicos que tuvieron interés e inquietud por conocer y mejorar la medicina terapéutica actual, quienes observaban y anotaban los efectos positivos y negativos que producía el medicamento sobre los individuos a los que se les aplicaban, y lo transmitían a las siguientes generaciones, con el objetivo de mejorar la salud y alargar la vida de la población.

    Actualmente, todo este proceso está estandarizado y controlado, procurando sobre todo que los intereses económicos no sean una prioridad para las industrias farmacéuticas, aunque evidentemente se acaben lucrando de ello. Y sí sea una prioridad para la investigación, la seguridad y la eficacia de la terapia.

    Normalmente todo comienza cuando se descubre una molécula (sea su procedencia natural o química) objeto de uso como tratamiento para alguna patología. En ese momento, comienza la investigación científica y desarrollo del futuro medicamento. Con este desarrollo la sociedad se beneficia de, en algunos casos, la ampliación del abanico terapéutico, y en otros de una única alternativa médica. Bajo la vigilancia de Instituciones Nacionales, como la Agencia Española del Medicamento, e Internacionales como la Agencia Europea del Medicamento (coordinadas entre sí) se hará un control, sobre todo de seguridad del paciente, durante el desarrollo del fármaco, a la par y nunca perdiendo de vista el potencial beneficio que va a suponer su comercialización.

    Detrás de este proceso y desarrollo se encuentra un gran número de profesionales, la mayoría de ellos vocacionales e implicados al 100% con su labor. A menudo sin una alta remuneración económica, por la poca inversión económica que aplica este país en investigación y desarrollo. Tradicionalmente estos puestos han sido ocupados por médicos, pero cada vez son más otros sanitarios, como por ejemplo farmacéuticos, los que se dedican al desarrollo de medicamentos que mejoren y alarguen la calidad de vida de las personas.

    Aunque es obvio que queda todavía mucho trabajo por hacer en enfermedades tan injustas como las que implican una degeneración neuronal, enfermedades oncológicas, infecciosas, etc., se ha avanzado mucho también. De unos años atrás a la actualidad, el diagnóstico diferencial de diferentes enfermedades y la manera de tratarlas, ha permitido prorrogar de vida de millones de personas, e incluso la curación de otras tantas.