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Esta mañana hemos conocido el trágico fallecimiento de una adolescente de Manzanares que, por error, consumió un café que arrastraba proteína de leche, a lo que era alérgica. Este suceso es irreparable y nos encoge el corazón a las personas que tenemos alergias alimentarias.
Las noticias vertidas sobre la muerte de una adolescente ponen de relieve el desconocimiento
Pero las noticias sobre esta muerte vertidas por diferentes medios de comunicación nos dejan consternados por el poco conocimiento sobre el tema de las alergias y la confusión que han podido crear los titulares en la opinión pública.
Intentaré aclararlo y espero que quienes me lean aprendan la diferencia entre los diversos conceptos que han rodeado la noticia.
No existe la alergia a la lactosa, porque la lactosa es un azúcar y las alergias las desencadenan las proteínas. Existe la intolerancia a la lactosa, que puede ocasionar trastornos digestivos a quienes la padecen, molestos, pero no pueden provocar una reacción que acabe en muerte.
Existe la alergia a la proteína de la leche de vaca. Ingerir un alimento al que se tiene alergia puede acabar, en el peor de los casos, en una anafilaxia, que es potencialmente mortal, como lamentablemente hemos conocido hoy, aunque la cantidad sea mínima.
La actuación debe ser inmediata
La actuación ante una anafilaxia debe ser inmediata. Es fundamental administrar una dosis de adrenalina lo antes posible. Y, en algunos casos, una segunda dosis a los 10 minutos. Las personas que padecen alergias alimentarias o a himenópteros lo saben, por lo que suelen llevar encima estos dos autoinyectores que pueden salvarles la vida.
Mi más sentido pésame a la familia de Irene y para evitar que esto se vuelva a repetir información con rigor científico y formación en un tema que afecta cada vez a un porcentaje mayor de población.
Desde la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA) hoy recordamos nuestro lema: formación+prevención=vida.
