• 35 años de la historia de “nuestro” hospital

    El Autor

    Ángel Losa

    Médico

    En estas semanas hemos vivido una situación que ninguno imaginamos nunca que fuéramos a vivir. Una crisis enorme que ha puesto de manifiesto los puntos débiles y los puntos más fuertes de nuestro sistema sanitario. Una situación con fecha de inicio pero sin fecha para su fin, y sin un sitio cierto para volver cuando acabe, lo cual hace todo aún más difícil.

    A los trabajadores que han sentido miedo, pero han sido capaces de mirar para otro lado, protegerse como han podido y con lo que han tenido, y entregar su tiempo y su trabajo a los pacientes, mil gracias.
    A todos.

    Gracias a los que lo han hecho desde su lugar habitual de trabajo, afrontándolo con unas dimensiones totalmente nuevas y viviendo situaciones que traspasaban lo puramente médico para arañarles el alma y enturbiarlas los ojos con más frecuencia de la debida.

    Gracias a los que han sido capaces de hacerlo desde diferentes servicios, con la valentía de ofrecer su trabajo en una situación totalmente nueva, dejando su rutina profesional para afrontar la crisis y formar parte de la primera línea de batalla.

    El cuerpo agotado y el alma rota

    Todos hemos visto y hecho cosas que jamás imaginamos. Esta crisis, que no esperábamos, nos ha dejado el cuerpo agotado, el alma rota, y una cicatriz que no desaparecerá fácilmente.

    Quienes trabajan de forma honesta esperan también eso en los demás. Duele el dolor ajeno, pero también la falta de sinceridad. Duelen palabras duras, a destiempo. Duele que se esconda la verdad, porque quienes trabajan en los hospitales de Albacete la conocen, y la primera forma de reconocer su trabajo es compartiendo su verdad, que es la verdad. Duele que se retuerzan datos y estadísticas para esconder una tragedia.

    ¿Lo mejor? Los profesionales

    Lo mejor de nuestro sistema sanitario son los profesionales. Sin querer, han sido lo más importante para sobrellevar esta situación. Porque lo único que ha amortiguado este golpe tan duro ha sido el personal sanitario, que ha estado a la altura pese a tener muchas cosas en contra y a no sentirse siempre reconocidos, apoyados y protegidos.

    Este hospital, que cumple hoy 35 años, guarda en su historia los momentos más felices, los más tristes y difíciles, los que a cada uno nos han marcado. Aquí he visto nacer a mis 3 hijos, me he formado en dos especialidades, he conocido a mis mejores amigos y compañeros de vida, también me he despedido de demasiados amigos y familiares, he esperado con angustia pruebas y quirófanos. Desde ahora tiene, además, una trágica historia que contar.

    El devenir del hospital que costó una peseta

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