• Cuidado: no todo vale en Oftalmología

    ¿Estás pensando en cambiar el color de tus ojos? Te aconsejamos que antes leas este artículo

    El Autor

    José Ramón Villada

    Médico oftalmólogo, director médico de la Clínica Baviera de Albacete, donde dirige su Unidad de Ojo Seco

    En los últimos tiempos se extiende la moda de cambiar el color de nuestros ojos. Parece que los humanos, cuando se trata de nuestra apariencia física, no podemos dejar de desear aquello que no tenemos. Y parece que cuando queremos tener otro aspecto no habrá nada que nos pare; aunque nuestra salud corra peligro con ello.

    ¿Estás pensando en cambiar el color de tus ojos? Te aconsejamos que antes leas este artículo del Dr José Ramón Villada.

    Los anuncios sobre el cambio de color de los ojos se van extendiendo y, algunos profesionales y clínicas que se han colgado el título de especialistas en esta técnica, ven en ello una buena oportunidad para aumentar su cartera de pacientes y sus emolumentos.

    Las técnicas para cambiar el color de los ojos

    Actualmente hay dos técnicas que predominan en este campo:

    • Queratopigmentación. Se realiza con laser un bolsillo anular, en la córnea, donde se deposita una tinta especial de un color determinado que podemos elegir. Actualmente hay varios colores disponibles. El cambio de color es permanente. Con esta técnica se deja una pupila virtual (la pupila real está por detrás, en su lugar habitual) de unos cuatro milímetros. Se desconoce el efecto que pueda producir a largo plazo la presencia de la tinta o pigmento en la córnea. Aparte de esto, el paciente queda con una pupila reducida que dificultará la exploración del ojo y, eventualmente, una posible cirugía de cataratas o retina.
    • Despigmentación del iris. Consiste en la despigmentación progresiva del iris mediante un laser de baja potencia. Con esta técnica no se puede elegir el color del iris. Este procedimiento tiene, en mi opinión, más complicaciones potenciales que la queratopigmentación. El epitelio pigmentario del iris, no está ahí por adorno. Su misión es la de bloquear parte de la luz que al entrar al ojo puede ser perjudicial para sus estructuras internas. Las personas que tienen poco pigmento en el iris, como los albinos, sufren más tempranamente cataratas y degeneraciones de la retina. Y esta podría ser una consecuencia de la despigmentación iatrogénica que se hace con esta técnica. Además, el pigmento que se va desprendiendo del iris con el tratamiento, no desaparece del ojo y se acumulará en la malla trabecular, parte del ojo por el que se escapa el humor acuoso tras haber cumplido su función. El bloqueo de la malla trabecular podrá provocar un glaucoma pigmentario, con aumento de la tensión ocular que, sin tratamiento, puede conducir al daño del nervio óptico.

    Ojo con los ‘influencers’

    Las dos técnicas pueden tener implicaciones para la salud de nuestros ojos y, por lo tanto, son desaconsejables. Así lo ha hecho la Sociedad Española de Oftalmología en un comunicado que emitió el 7 de marzo de este año.

    Desafortunadamente, hay una cierta tendencia a prestar más atención y crédito a las redes sociales y a los llamados “influencers” que a las sociedades médicas que usan la evidencia científica para emitir sus juicios.

    Aparte del daño físico que podemos ocasionar a nuestro cuerpo, existe el daño mental en forma de ansiedad y disminución de la autoestima que nos acarrea el continuo afán de mejorar nuestro aspecto físico y demorar los cambios naturales que el tiempo produce en nuestro cuerpo.

    “Lo esencial es invisible a ojos”

    La mejora de nuestro físico es una práctica normal y sana, siempre que se mueva dentro de lo beneficioso y no se convierta en una obsesión más de las muchas que hoy en día nos acechan.

    Quizás convenga recordar la frase de Antoine de Saint-Exupéry en su obra maestra El Principito: “lo esencial es invisible a ojos” y les aseguro que no se mejora con la cosmética ni la cirugía plástica. Si nos aceptamos conforme somos, seremos mucho más felices.

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