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El sindicato STAS-CLM, que lleva meses denunciando el “recorte” en el servicio de limpieza de los hospitales de Albacete y el despido de trabajadoras advierte que las consecuencias se están viendo en casos como la plaga de chinches en el Perpetuo Socorro. Esta mañana han celebrado una nueva concentración en la puerta del Hospital General Universitario de Albacete.
Alberto Ortega Martínez, responsable del sindicato STAS-CLM del sector privado y miembro del Comité de Empresa de Fissa, la adjudicataria del servicio, ha denunciado que las ocho limpiadoras despedidas en junio no han sido todavía readmitidas.
Ha lamentado que se les despidió alegando “que sobraba personal”. Ha recordado que se comprometieron después a readmitirlas. Pero que “ha pasado todo le verano y la situación es la misma”. Mientras tanto, ha surgido la plaga de chinches en el Perpetuo Socorro, que les adelantó este medio.
“Cuando no se invierte lo que se debe y no se vigila como se debe pasan estas cosas que ahora sufrimos los usuarios y los trabajadores”, ha denunciado. Y ha explicado que cuando salió la plaga en una habitación de la primera planta -la de Geriatría- para cumplir con el pliego de condiciones se debería haber alertado a la empresa especialista en este tipo de situaciones. Pero que “por ahorrarse dinero” la adjudicataria “lo hizo con sus propios medios”. La consecuencia ha sido que “se ha extendido a toda la primera planta”. Pero también “a otros servicios como la residencia de médicos o el cuarto de celadores, que han tenido que ser precintados”, advierte.
Implicación de la Administración
Piden a la Administración “que no mire para otro lado”. Que vigile que se cumple el contrato pactado en la adjudicación. Y que las trabajadoras despedidas sean readmitidas de inmediato. De hecho, Ortega ha precisado que cuando la empresa se hizo cargo del servicio eran unos 160 empleados y ahora son 130, entre los despidos y las no renovaciones de contratos temporales.
“Cuando se recorta en limpieza hospitalaria pasan cosas como la plaga del Hospital Perpetuo Socorro”, ha insistido. Y ha lamentado que, permitir a la empresa “hacer lo que quiera”, conlleva que “ahora lo tengamos que pagar todos los usuarios y trabajadores”.
“Hemos visto un gran recorte en materiales, en puntos de desinfección; el jabón parece agua”, ha lamentado.
O las consecuencias de que el paciente sea quien menos importa.
EN EL SESCAM AHORRAN EN EL PEREJIL.
En primer lugar, quiero dejar constancia de que tengo la suerte de que en mi frutería me regalan el petroselinum crispum, condimento más conocido con el nombre de perejil.
Resulta frecuente entre muchos de los trabajadores de nuestra sanidad regional escuchar la frase: “Es que en el Sescam ahorran en el perejil”. Es una forma de mostrar su buen humor ante tantos impresentables y nefastos gestores y administradores como florecen en las distintas instancias administrativas. Y no generalizo a todos. No me mal entiendan.
Pero no me negaran que la socorrida frase traduce la incomprensión y una percepción bastante acorde con la injustificada forma de gestionar muchos de los ámbitos y esferas sanitarias. Da la impresión de que nadie controla el cumplimiento de horario o el rendimiento de muchos “trabajadores”, mayormente, con sueldos de ministro. Como tampoco entienden como se pueden estar fomentando las propias listas de espera desde la propia administración, propiciando consultas, pruebas e intervenciones innecesarias o difícilmente justificables. Todo parece estar orquestado para hacer colapsar el sistema sanitario público, con el consiguiente beneficio de los negocios sanitarios privados. A estos últimos chiringuitos acuden algunos de los señalados “trabajadores” por la tarde, los de los emolumentos ministeriales. Y claro tienen que llegar bien descansados para que en esta segunda parte del día puedan rendir el doble que por la mañana.
Resulta miserable y mezquino que los servicios de limpieza de los hospitales y otros centros sanitarios se hayan externalizado a lo largo de los últimos años. A mi entender supone una incapacidad gestora que encubre oscuros intereses. Un trato discriminatorio con el resto de personal de las distintas administraciones (local, provincial, autonómica…). Meter la tijera con los más débiles y desprotegidos puede que resulte bastante sencillo, pero no deja de ser una inmoralidad y una cacicada, habiendo tanta “tela que cortar” antes.
Y hasta en nuestra esperpéntica sanidad regional, es posible que para contrarrestar estar noticia, que dicho sea de paso, entiendo que merece un tratamiento más amplio, mañana conozcamos que a algún impresentable (gestor) le han otorgado un premio por la limpieza hospitalaria regional. Aquí todo es factible de comprarse, como veíamos hace tan sólo unos días.
En todo caso, algo parece estar muy claro, el ciudadano, el paciente en este caso, y la atención que se le presta, es lo que menos importa a nuestros administradores y políticos (de las distintas raleas).
Mientras tanto, sigamos ahorrando en el perejil.
¡El buen humor que no falte!