• Me engorda hasta el agua que bebo

    ¿Y si ponemos el foco en los contaminantes obesogénicos?

    Ante la obesidad, hay que poner el foco en los contaminantes obesogénicos, porque quiénes de nosotros no hemos dicho u oído “me engorda hasta el agua que me bebo”. Ya en esta afirmación popular se dejaba ver que debía de “haber algo más” que podría estar influyendo en la obesidad y sobrepeso, con una tendencia ascendente en España en las dos últimas décadas.

    El Autor

    Julia María Ruiz Redondo

    Inspectora Enfermera. Componente del Grupo de Salud Pública de SEMG (UCLM)

    Ante la obesidad, hay que poner el foco en los contaminantes obesogénicos, porque quiénes no hemos oído “me engorda hasta el agua”.
    Los contaminantes obesogénicos están presentes en la práctica totalidad de lo que comemos.

    Mientras la mejora de los hábitos alimentarios y el aumento de la actividad física han sido el foco principal en la reducción de la obesidad, el rápido incremento de ésta, en países con diferentes hábitos dietéticos y patrones de actividad física, sugiere la posible existencia de factores medioambientales, como la exposición a sustancias químicas con actividad obesogénica.

    Actualmente se está investigando en cómo la exposición a determinadas sustancias químicas se relaciona con actividad obesogénica.

    Cómo se han definido

    Los contaminantes obesogénicos se definen como compuestos químicos que promueven la obesidad incrementando el número de células adiposas y/o la acumulación de grasa en los adipocitos ya existentes.

    ¿Cuáles son los más estudiados?

    Sustancias utilizadas en la industria del plástico como los bisfenoles y los ftalatos, compuestos organoestánnicos, retardantes de llama, compuestos perfluorados, bifenilos policlorados y dioxinas, plaguicidas y metales, entre otros.

    • Bifesnol A y análogos (BFA), son constituyentes de plásticos de policarbonato y resinas epoxi, que se utilizan para fabricar lacas, barnices, adhesivos, plásticos, tubería de agua, selladores dentales y envases para alimentos. Su presencia en estos últimos no es estable y con el tiempo pueden migrar del envase al alimento, por lo que este compuesto se está reemplazando gradualmente.
    • Ftalatos, son diésteres del ácido 1,2-benzendicarboxílico que tienen una alta producción industrial y que están en una amplia gama de productos industriales y de consumo, incluidos algunos materiales plásticos autorizados para estar en contacto con alimentos.
    • Metales: pueden aparecer como contaminantes tras el resultado de actividades humanas como la agricultura, o por la contaminación durante el procesamiento y el almacenamiento de los alimentos.

    Fuente: Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre las evidencias disponibles en relación a la potencial actividad obesogénica de determinados compuestos químicos que pueden estar presentes en los alimentos. Revista del Comité Científico de la AESAN, 2023, 37, pp: 11-87.

    ¿Cómo entramos en contacto con ellos?

    Al incluir un amplio número de compuestos, la exposición puede ocurrir por diferentes vías: como la inhalatoria, dérmica o alimentaria, siendo esta última la principal vía de exposición.

    ¿Cómo actúan en nuestro cuerpo?

    Los mecanismos de acción son diversos, pudiendo actuar activando o antagonizando la acción de receptores hormonales nucleares que directamente regulan la expresión de genes involucrados en la diferenciación de adipocitos, peso corporal y metabolismo, como los receptores de estrógenos, andrógenos y hormonas tiroideas. Asimismo, pueden actuar en la regulación de diferentes vías metabólicas inmuno-neuro-endocrinas, lo que puede llevar a consecuencias fisiopatológicas en la adipogénesis, lipogénesis, lipólisis, inmunidad, en la influencia en las regulaciones centrales del apetito y del gasto energético, y a cambios en la microbiota intestinal, entre otros procesos.

    • Bifesnol A y análogos (BFA): La literatura científica ha mostrado una asociación entre la exposición al BFA y la obesidad en adultos y niños, así como una relación entre la exposición prenatal a estos compuestos y un efecto obesogénico en la descendencia.
    • Ftalatos: Los resultados de los estudios muestran una relación directa entre la exposición y la promoción de la adipogénesis mediante la acumulación de lípidos en los adipocitos contribuyendo, por tanto, a la obesidad y las alteraciones metabólicas asociadas a ella. Debido a la presencia de ftalatos en numerosos productos en contacto con los alimentos, se recomienda reducir en la medida de lo posible el uso de estas sustancias en la fabricación de estos materiales, disminuyendo además el uso de plásticos para minimizar la exposición de las personas consumidoras a las mismas.
    • Metales pesados: Parece estar relacionado con su acumulación y efectos sobre el tejido adiposo, produciendo alteraciones metabólicas relacionadas con la obesidad, así como pudiendo afectar a la masa y la función del tejido adiposo mediante la modulación de la adipogénesis. No obstante, estos efectos pueden ser dependientes de la dosis.

    ¿Cuáles son los periodos más críticos de exposición?

    La preconcepción, embarazo e infancia dada su importancia para el metabolismo, pudiendo resultar en cambios permanentes en la adolescencia y en la edad adulta.

    Desde el GdT de SP de la SEMG nos aunamos a las recomendaciones emitidas por el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) , en el informe emitidos el 15 de febrero de 2023 en su sesión plenaria

    Aumentar la realización de estudios que evalúen el efecto de la exposición a estos compuestos estandarizando biomarcadores de exposición y efecto con objeto de predecir y evaluar su capacidad obesogénica, y la posible transmisión del efecto a otras generaciones mediante mecanismos epigenéticos.

    Cuando se disponga de la evidencia necesaria, debe existir una coordinación y comunicación entre los científicos, los clínicos y los organismos reguladores nacionales e internacionales con objeto de desarrollar una estrategia global y eficiente en la aplicación de medidas de gestión del riesgo para reducir lo máximo posible la exposición a estas sustancias.

    • Autores:
    • Julia María Ruíz Redondo. Inspectora Enfermera. Componente del Grupo de Salud Pública de SEMG.
    • Dr Raúl Salmerón Ríos. Presidente SEMG CLM. Responsable del Grupo de Salud Pública de SEMG.

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